Como una tragedia cómica o comedia trágica, define Luis Panini (Monterrey, 1978) su novela más reciente, La hora mala, publicada por Tusquets.

La trama es, aparentemente, sencilla: un hombre ha caído de un quinto piso de un edificio y se encuentra con el cráneo y la columna rota en la banqueta, pero todavía respirando. Inmediatamente se empieza a formar un colorido grupo de curiosos que a lo largo de la novela cambiará su postura frente a la víctima de manera muy radical.
“No en el primer borrador, pero sí en la primera serie de apuntes que escribí para esta novela, la idea era hacer una obra de teatro”, dice el también autor de Mala fe sensacional, y también confiesa que es una de los textos que ha planeado menos.
“Su escritura fue muy orgánica y los mismos personajes eran los que me iban dictando constantemente qué hacer. Fue un proceso de escritura muy divertido, a diferencia de otros de mis libros, cuyas temáticas han sido un poco pesadas”, dice Panini.
Un inquilino del edificio de donde cayó el personaje, un vendedor de frutas y aguas frescas, una beata, una señora chismosa que viene de hacer las compras, un mago y un deportista, son quienes decidirán el destino del que yace sangrante en el pavimento.
“La temática principal de la novela tiene que ver con la maleabilidad de la psique colectiva: cómo es tan difícil convencer a un individuo pero tan fácil convencer a un grupo. Qué tan volubles podemos ser cuando estamos en grupo y no pensamos como individuos”.
La hora mala transcurre, literalmente, en una hora: de las 3 a las 4 de la tarde.
“La historia está contada en tiempo real. Mientras la escribía tenía que leerla en voz alta, qué tanto duraban los diálogos, tuve que pronunciarlos en voz alta, y luego las acciones que son narradas, qué tanto tardaban, y ésa fue la elección de los minutos que pasan”.
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