Por Magdalena Carreño

En un mundo ideal todos deberíamos haber leído el Quijote, Ulises, Moby Dick, la Ilíada… en fin, todos los clásicos que desde que aprendemos a leer nos dicen están esperando. Muchas veces esto se convierte en tema para juzgar al otro si no se es parte de esa «élite intelectual» que ha leído tal o cual novela. Sin embargo, insistiré en toda oportunidad que tenga, leer es un acto que, al menos para mí, debe basarse exclusivamente en el libre albedrío.
Es por ello que aún en la era digital no cambio la experiencia de ir a una librería y  a veces, un poco al azar, elegir mi siguiente lectura. ¿Cuáles son mis criterios? Desde el renombre del autor, el título del libro, el diseño de la portada y, sonará absurdo, la vibra de tomar algo al azar.

Hay autores a los que he llegado por la escuela pero el tema de los maestros que han tocado mi vida con sus lecturas está reservado para mayo.

Si bien, casi siempre me decanto por la literatura universal, en particular la del siglo XX, aunque también tengo especial interés en los reportajes y libros sobre periodismo, hay momentos en que me puedo hundir en ensayos sobre arte, filosofía y textos científicos. Otros, busco libros que simplemente me hagan sentir bien, ¿a qué me refiero con esto? Al hecho de que al igual que con el cine, no siempre quiero ver películas que me hagan pensar demasiado, sólo pasar un buen momento y evadirme de la realidad. ¿Tendría qué avergonzarme de haber realizado esas lecturas «comerciales»? ¿Acaso Jane Austen escribía para los críticos literarios de su época? ¿Qué tendría en mente Julio Verne al escribir sus grandes historias de aventuras, querría satisfacer a los académicos o a sus lectores?

Sin embargo, hoy en día existe una división entre quienes leen «alta literatura» y «bestsellers». ¿Qué tiene de malo esto? Sí creo que conforme vas leyendo los gustos se van afinando pero ello no debería impedir que se pierda el goce de la lectura por manejar una pose que en muchos casos se convierte en petulancia.

Cada uno debe encontrar su nicho, si te gustan las novelas románticas ve por ellas, casi como si fueras por el amor de tu vida, si lo tuyo es la autoayuda, no es lo mío pero disfruta… ¿Qué quieres saber si hay vida en Marte o prefieres los álbumes ilustrados o la novela gráfica? No dejes que ningún prejuicio te detenga para leer ni te avergüences de ello. Sí, también he llegado a leer El Libro Vaquero ¿Me hace mejor o peor lectora?

Muchas de mis decisiones lectoras se han basado en estados anímicos, en coyunturas de mi vida y pasiones que he tratado de explorar al máximo. Estudié Ciencias de la Comunicación en la UNAM, claro que era un básico hablar de Truman Capote, Ryszard Kapuściński, Gabriel García Márquez y otros autores que inspiraron el nuevo periodismo, pasé con ellos mis años en la carrera y al terminarla, vinieron otros autores, pero siguen marcando los recuerdos de esa época.

He tenido etapas en las cuales busco libros provenientes de un país o cultura, así que Yasunari Kawabata, Yukio Mishima, Natsume Sōseki, ambos Murakami (Ryū y Haruki) y Banana Yoshimoto, entre otros, fueron objeto de mi curiosidad lectora al menos durante la mitad de mis veintitantos. Así mismo, pase con facilidad a enamorarme de la literatura serbia con Milorad Pavić y Goran Petrović.

Otra forma de elegir es por la editorial, sí lo he hecho. Me han dado temporadas por confiar en determinados formatos y colecciones, puede que me haya equivocado varias veces aunque en fondo, me gusta un poco la idea de llegar a una cierta uniformidad de coleccionista.

Algo que a menudo disfruto es hablar con los LIBREROS, lo pongo en mayúsculas porque no todos los que atienden en las librerías pueden ser llamados así. La experiencia de conocer a alguien que ha depositado su vida en los libros es emocionante, lejos de las ínfulas que tiene un escritor, hablas con lectores que comparten la misma pasión que tú y suelen bastante críticos. Cada vez quedan menos, han sido reemplazados por chicos y chicas que lo único que saben hacer es teclear en la computadora para buscar lo que supuestamente tú tienes en mente.

–¿Qué libros de John Cheever tienen?

(Se escucha el tecleo)

–Shiver…

–No, así no. Es C H E E…

Generalmente, los libreros de antes no sólo conocían muy bien los nombres de los autores de los que hablabas, sino qué obras valía la pena leer y también sabían cuáles otros autores se asemejaban a tus gustos. Las grandes cadenas tratan a los libros de entrada por salida, sin tiempo para que sus vendedores adquieran el conocimiento necesario para asesorarte.

La última forma para elegir una lectura proviene de otros lectores, gente en quien confío plenamente y que sé tienen un respeto similar al mío a los libros. ¿A quién he conocido de esta manera? Salvador Elizondo se lo debo a mi mejor amigo, Amin Maalouf vino incluido con la amistad de otra gran persona en mi vida… Y aunque tengo la costumbre de soltar los libros después de leerlos hay algunos que conservó con demasiado cariño, entre ellos, estos que marcaron recuerdos y nostalgias que atesoro.

Sin hablar de obligaciones, y ustedes, ¿qué géneros leen? ¿Cómo llegan a sus lecturas? Compartan sus experiencias en @LaLibretadeIrma y a @nuitaile

MAGDALENA CARREÑO ES PERIODISTA, LECTORA COMPULSIVA, APASIONADA DE LA MÚSICA Y LAS ARTES PLÁSTICAS. CREO QUE LA LITERATURA ES EL MEJOR ESCAPE DE LA REALIDAD Y A LA VEZ, LA MEJOR FORMA DE ACERCARSE A ELLA.
@NUITAILE