Los placeres del amor son dolores que se hacen deseables, en mezcla de dulzura y tormento, y así el amor es locura voluntaria, el paraíso infernal, y el infierno celestial – en pocas palabras, la armonía de los deseos opuestos, la risa triste, diamante suave.
Umberto Eco
Escribes una carta tras otra. Escribes a Paul. Escribes a otras personas. Le escribes a él. Tu madre ha dejado órdenes estrictas de mantenerte incomunicada: no enviarás ni recibirás correspondencia. Estás vigilada de día y de noche. No entiendes nada, te has sumido en las tinieblas de una noche eterna. Los hechos se tornan confusos. Tu seguridad divaga, la verdad es difusa. La razón de sus motivos se desdibuja. Los matices entre el bien y el mal inician su danza, se entrecruzan y separan, como lenguas de fuego hacia el infinito. Estás ahí, puedes sentir el frío de crudos inviernos que destilan humedad de esas paredes manchadas de algo. El olor a orines penetra muy hondo, como penetra el frío, otra vez, ese maldito e interminable frío pasmado en los huesos. Esos fríos que no te han permitido mantenerte en pie, ni soltar la mano; por eso no has escrito. Llevas unas semanas sin hacerlo. En este lugar tan apartado del bullicio citadino los inviernos duran siete meses, ni uno menos. Eres displicente, huyes de la bulla colectiva en la sala general, donde arde el fuego lento y mezquino del fogón. Una de tus amigas, la profesora del instituto Fenelón, fue encontrada muerta: Hipotermia.
¿Cómo llegaste hasta aquí? Lo último que recuerdas es a dos tipos vestidos de blanco que irrumpen en la pieza. En tu santuario. Indefensa y desnuda, tirada en el piso; no opusiste resistencia, sabías que sería inútil pretender escapar. Ellos no serían piadosos, no disimularían las condiciones en las que te encontraron, época posterior a la muerte de tu padre: el único genio, el gigante, el único que te amó incondicionalmente. Tu remanso y apoyo. No, no les importó tu dolor, abandono y desesperación. En su testimonio juraron describir las condiciones del lugar, para terminar de una vez por todas, con las dudas de tu escasa salud mental: ventanas tapiadas, puertas y ventanas reforzadas con múltiples candados desde el interior. Trampas para las ratas entre abundante excremento de gatos.
Todo en tu contra. Naciste distinta. Como la flor doble. Una mutación de la naturaleza. Carácter viril y andrógino. Vocación temprana y oposición familiar. Mentor y amante fueron lo mismo. Eres “la hermana de”, “la amante de”. Siempre a la sombra de los grandes genios.
Ellos te interrogan, no paran de hacerlo. Sabes que eso les dará ventaja para mantenerte aquí. Sin embargo, tu mente lúcida no quebranta el discurso: fuiste secuestrada. Tu amante se alió a tu familia para encerrarte y robar tu obra. Él no tiene imaginación. Tú se la brindaste. Todos lo saben, solo que fingen no saberlo. Él los ha comprado, tiene influencia, tiene prestigio ¿Quién eres tú ante eso? Él intentó envenenarte a través de los alimentos que los vecinos del lugar trataban de hacerte llegar desde tu ventana ¿Recuerdas? Previo a la época de semana santa, cuando decidiste enclaustrarte sólo por algunas semanas en tu taller. Luego, descubriste que formó una banda de modelos italianos que trabajaban para él, con el único propósito de hurtar los bocetos, libretas y réplicas de tu obra. Nadie te creerá. Nadie cree que está celoso de tu talento e ingenio. Trastorno delirante crónico. Víctima de una persecución en su contra, te diagnostican.
Aquella presencia, íntimamente ligada a los objetos que te rodean, los ruidos, los sonidos que emanan de ellos; los golpes inexplicables provenientes de las puertas del armario, la madera y su efecto de contracción, el cimbrar de los cristales, un golpe aquí y allá que aparecen en el preciso momento de entrega, mientras haces el amor. Deseas alcanzar el orgasmo y pedir un deseo: quien esté a tu lado sea él la conexión emocional de los amantes, luego, te invade el temor; todo se torna confuso: personas que demandan de ti, obligaciones que jalan en contra de tu voluntad. Demanda de tu voluntad, demanda de tu tiempo, demanda de tu sexo. ¿Qué hubiera ocurrido después de la tercera semana del tercer mes? Si hubieras logrado escapar. Te abrazas a lo inconmensurable, a la compasión. Tienes miedo de ti misma. Desde niña fuiste extraña. Te sentiste un ser abortado en un mundo desconocido y hostil. En horas más bajas tocaste la cima de la desesperación. Sabes a qué me refiero, ese día se convertiría en tu mayor arrepentimiento, te culpaste durante muchos años por lo ocurrido. Cargaste la vergüenza infinita que te impedía confesarlo. Hubo un momento, cuando aceptaste tu fragilidad. Si la tristeza matara, ya estaría muerta. No temes a tu oscuridad. Temes a la traición furtiva. La señal la llevas en las líneas de tus manos: línea de la cabeza y la de la vida rotas por una isla ¿lo has olvidado? Arrebato y locura.
No he hecho todo lo que he hecho para terminar mi vida como figura principal de una casa de salud, merecía algo más…
Camille Claudel (1864-1943), Escultora francesa, hermana del poeta, dramaturgo y diplomático Paul Claudel. Ha sido una de las mujeres más talentosas en la historia del arte francés del siglo XX. Alumna y amante del escultor Auguste Rodin. Fue también su modelo y colaboradora de obras destacadas como La puerta del infierno o La Danaïde. Camille es ingresada al manicomio de Ville-Évrard (Neuilly.Sur-Marne), donde fallece después de treinta años. Su cuerpo nunca fue reclamado.

CONSUELO SÁENZ (CIUDAD JUÁREZ, 1973) ES LICENCIADA EN SOCIOLOGÍA. OBTUVO LA MAESTRÍA EN EDUCACIÓN, INVESTIGACIÓN Y DOCENCIA, POR LA NORMAL SUPERIOR DE CIUDAD MADERO, TAMAULIPAS. BECARIA DEL TALLER DE CREACIÓN LITERARIA ICHICULT, 2010. HA INCURSIONADO EN DISTINTOS GÉNEROS: ENTREVISTA, CRÓNICA, CUENTO, ENSAYO, POESÍA Y RELATO. COLABORADO EN PRENSA ESCRITA, REVISTAS ELECTRÓNICAS Y RADIO. PARTICIPÓ EN DOS LIBROS COLECTIVOS: MANUFACTURA DE SUEÑOS (ROCINANTE EDITORES, 2012) Y 43 POETAS POR AYOTZINAPA (LOS CUADERNOS DEL CANGURO BOLSÓN EDITORIAL, 2015). COLABORADORA PARA LA REVISTA ELECTRÓNICA DE ARTE Y CULTURA RANCHO LAS VOCES, EN CHIHUAHUA.
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