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Las mujeres que vengaron a Ana Karenina


Por Irma Gallo

A Ana Karenina le salió muy caro el romance con Vronsky: no sólo le costó el rechazo de la sociedad de su época, sino también la relación con su hijo Sergio, marcándolo, al mismo tiempo, para siempre.

En El libro de Ana (Alfaguara, 2016), la novela más reciente de Carmen Boullosa, la escritora, poeta y dramaturga emprende una suerte de juego de espejos entre los personajes creados por Tolstoi y los que salieron de su propia pluma. En el caso de Sergio, decide convertirlo en adulto:

“Primero pensé usar a Sergio niño, oír a Sergio niño porque me rompe el corazón la historia de este niño abandonado por la mamá, que lo deja por un amante y que después el amante la fastidia y le da celos y tiene un amor insatisfecho con Vronsky”, dice Boullosa en entrevista. “Hice una versión pero aquello no funcionaba bien, entonces tuve que crecer a Sergio de adulto para que esa novela reescrita por Ana, la misma que cuenta Tolstoi, que leyeron, dijeron que era muy buena, pero para jóvenes, se tiñera de la desesperación final de Ana Karenina”.

El libro de Ana es, pues, esa novela que la Karenina reescribió y a la que Carmen Boullosa saca de una caja forrada en tela azul con la ayuda de uno de los personajes que ha creado: Claudia, la esposa de este niño abandonado, ya de adulto.

“El hijo de Ana Karenina, tres décadas después, sabe que si va al teatro, si se sienta en el balcón donde se sentaba su madre, si va con su hermana, que es idéntica a su mamá, todo el mundo va a voltearlo a ver y a decir: es el hijo de esa infeliz mujer, y es algo que le pesa mucho porque aunque sea, en efecto, un personaje de ficción, un personaje hecho por Tolstoi, las décadas han pasado. Su dios lo hizo, que es Tolstoi, pero él tiene su propia vida y quisiera que su vida fuera como la tuya y la mía: que nosotros vamos trazando con una absoluta libertad y con la herencia de muchos ancestros. No somos hijos de un escritor; somos hijos de los hombres, de la humanidad. Y él se sabe con esta limitación y con la carga de una memoria circular que sólo tiene un canal, el canal de Tolstoi, el canal de la madre que tiene ese destino”.

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En toda la novela de Carmen Boullosa hay ecos del erotismo insatisfecho de Ana Karenina, y al mismo tiempo, a sus personajes femeninos los caracteriza la rebeldía.

“Son la venganza de Ana Karenina porque ella queda condenada a un destino terrible. Un destino que no merece una mujer brillante, que elige su propio deseo, decide irse con su deseo. Y es bellísima. Lo tiene todo Ana Karenina pero está condenada a un destino atroz. Y este destino atroz es morir en un accidente porque ni siquiera es un total suicidio: ella se inclina frente a las vías del tren, se inclina porque está enlaudanada, está llena de opio y llena de amor insatisfecho, y de dolor y de ostracismo. Se inclina y le pega el tren al pasar y ahí cae a las vías y muere. Y las Aleksandras, y Claudia y Clementine son la venganza de esta mujer: después de su muerte están todas ellas y está su libro”.

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