Por Gabriela Pérez
Me emociona el final de Los muertos, tanto el de la película como el de Dublineses. Joyce y Huston supieron expresarse en un nivel más poético que racional, y la buena poesía, como la buena música, me penetran hondo.
Además de leer Ulises de Joyce, acercarse a Dublineses es un regalo, un extraordinario fresco de la clase media del Dublín de inicios del siglo XX, cuyo último relato es Los muertos.
Pensando en mis alumnos diciendo que es más rápido ver una película que leer, me tranquiliza que ni Huston ni Donal MacCann desmerecen:
John Huston mostró en 1987 Dublineses. Basada en el relato The Dead de James Joyce, sirvió como carta de despedida del galardonado director de obras capitales como El Tesoro de Sierra Madre, El Halcón Maltés y El Hombre que no pudo reinar. John Huston es un director verdaderamente polivalente, alguien de quien Hollywood debe sentirse orgulloso de haber conservado a lo largo de seis décadas.

Dirigió su última película, con un pulmón de hierro y conectado a una máquina de oxígeno que lo mantenía con vida. Esta maravillosa adaptación del relato de Joyce le brindó la oportunidad definitiva de demostrar, a sus 81 años, que no se había dejado corromper por los avances técnicos del medio ni por las exigencias de una industria que iba en constante declive. Con pulso firme y acompasado, y sabiendo que le quedaban pocos días de vida, supo ponerle punto final a su carrera regalando al mundo una película tan sencilla como profunda. Es un relato sobre lo efímero de la vida, sobre el amor perdido de la juventud, sobre un matrimonio plagado del doloroso recuerdo de un camino mal escogido. Dublineses es la mirada atrás a toda una vida corrompida por la nostalgia y el engaño.
La película está situada en el día de la epifanía de 1904. Numerosos personajes burgueses de distintas edades y sexos acuden a la famosa cena que realizan las señoritas Morkan todos los años en su casa. Entre los invitados se encuentra Gabriel Conroy, sobrino de las anfitrionas, y marido de Gretta (interpretada por la hija de John Huston, Anjelica). Los asistentes disfrutan de una magnífica velada donde se suceden bailes, conversaciones, poemas y una cena perfecta donde se elogiará a las anfitrionas. Cuando todo acaba y Gretta y Gabriel están a punto de entrar en su carruaje, suena una hermosa canción y, mientras él contempla la bella figura de su esposa, ella, melancólica, sufre por dentro, pues la música le ha recordado al amor de su infancia.
La primera hora sirve como aperitivo para los últimos diez minutos. Sesenta minutos iniciales donde los personajes, algunos más extravagantes que otros, conversan sobre trivialidades, espetando palabras insustanciales, carentes de significación, pero que cuando la inexorable muerte toma presencia, adquieren relevancia. Son sesenta minutos planos y lineales, tanto como la vida misma, que desembocan en un inmenso e inolvidable desenlace. Un desenlace tan poderoso que queda grabado en la retina del alma: la vida es banal, no tiene sentido. Es una sucesión de acontecimientos que conducen siempre al abismo de la oscuridad eterna. La nieve cae sobre la tierra y seguirá cayendo cuando ya no estemos. Huston nos recuerda lo que todos seremos dentro de un tiempo: nada.
¿Lo recuerdan?
El protagonista de la historia no entiende muy bien sus sentimientos. Inesperadamente, su esposa le ha revelado la existencia de Michael Furey, un muchacho que la había amado hasta llegar a morir de frío por no resignarse a perderla. ‘The lass of Aughrim’, la canción que han escuchado en la velada pasada en casa de sus ancianas tías, ha reavivado su recuerdo y su dolor.
If you’ll be the lass of Aughrim
As I am taking you mean to be
Tell me the first token
That passed between you and me
O don’t you remember
That night on yon lean hill
When we both met together
Which I am sorry now to tell
The rain falls on my heavy locks
And the dew wets my skin;
My babe lies cold within my arms;
But none will let me in
Gabriel no oía lo que ella decía. Ahora que se acercaba la hora de la comida empezó a pensar de nuevo en su discurso y en las citas… En la sombría y espigada casa de la isla de Usher, Gabriel repasó los temas de su discurso: “la hospitalidad irlandesa, tristes recuerdos, las Tres Gracias, Paris, la cita de Browning. Se repitió una frase que escribió en su crítica: Uno siente que escucha una música acuciada por las ideas. Miss Ivors había elogiado la crítica. ¿Sería sincera? ¿Tendría su vida propia oculta tras tanta propaganda?”

¿Se construyen los Muertos con base en la recurrencia y la recuperación de indicios y de motivos temáticos?
“Luego, cuando ella ya duerme, se le agolpan las emociones y reflexiona sobre aquel amor y el suyo, sobre aquella joven que había tenido un amor así en su vida y sobre ellos dos, que se iban convirtiendo ambos en sombras.
Se detuvo, ahogada en llanto, y, sobrecogida por la emoción, se tiró en la cama bocabajo, a sollozar sobre la colcha. Gabriel sostuvo su mano durante un rato, sin saber qué hacer, y luego, temeroso de entrometerse en su pena, la dejó caer gentilmente y se fue, quedo, a la ventana.
Ella dormía profundamente.
Gabriel, apoyado en un codo, miró por un rato y sin resentimiento su pelo revuelto y su boca entreabierta, oyendo su respiración profunda. De manera que ella tuvo un amor así en la vida: un hombre había muerto por su causa. Apenas le dolía ahora pensar en la pobre parte que él, su marido, había jugado en su vida. La miró mientras dormía como si ella y él nunca hubieran sido marido y mujer. Sus ojos curiosos se posaron un gran rato en su cara y su pelo: y, mientras pensaba cómo habría sido ella entonces, por el tiempo de su primera belleza lozana, una extraña y amistosa lástima por ella penetró en su alma. No quería decirse a sí mismo que ya no era bella, pero sabía que su cara no era la cara por la que Michael Furey desafió la muerte.”
Y al pensar en cómo la mujer que descansaba a su lado había evocado en su corazón, durante años, la imagen de los ojos de su amante el día que él le dijo que no quería seguir viviendo, siente por ella algo nuevo que sólo puede llamarse amor, y que le aproxima a Michael Furey y a esa región donde moran las huestes de los muertos.
“Leves toques en el vidrio lo hicieron volverse hacia la ventana. De nuevo nevaba. Soñoliento vio cómo los copos, de plata y de sombras, caían oblicuos hacia las luces. Había llegado la hora de variar su rumbo al poniente. Sí, los diarios estaban en lo cierto: nevaba en toda Irlanda. Caía nieve en cada zona de la oscura planicie central y en las colinas calvas, caía suave sobre el mégano de Allen y, más al oeste, suave caía sobre las sombrías, sediciosas aguas de Shannon. Caía, así, en todo el desolado cementerio de la loma donde yacía Michael Furey, muerto. Reposaba, espesa, al azar, sobre una cruz corva y sobre una losa, sobre las lanzas de la cancela y sobre las espinas yermas. Su alma caía lenta en la duermevela al oír caer la nieve leve sobre el universo y caer leve la nieve, como el descenso de su último ocaso, sobre todos los vivos y sobre los muertos.”
Dublineses es la redención de un hombre frente a la muerte, un hombre que se apaga lentamente. Su final es inminente y próximo. Pronto no estará entre nosotros, dejará de escuchar la música y las voces de sus seres queridos, dejará de bailar, de beber, de comer y de disfrutar de los placeres de la vida. Y ahora, cuando todo eso está a punto de desaparecer, quiere sentarse y reír. Dejemos de vivir engañados creyendo en las dificultades y hagamos que lo imposible sea posible.

ELDA GABRIELA PÉREZ AGUIRRE NACIÓ EN LA CIUDAD DE MÉXICO, EL 6 DE MARZO DE 1976. ESTUDIÓ QUÍMICA EN LA UNAM; POR PASIÓN, ES PROFESORA DE CIENCIAS, EN EL INSTITUTO ESCUELA Y AUTORA DE DISTINTOS LIBROS DE TEXTO, DE QUÍMICA Y FÍSICA PARA SECUNDARIA Y BACHILLERADO. CONFORMÓ PARTE DEL EQUIPO DE CIENCIAS DEL INSTITUTO LATINOAMERICANO COMUNICACIÓN EDUCATIVA, COMO AUTORA DE LIBROS DE TEXTO Y DE GUIONES PARA TELESECUNDARIA, FUE EDITORA DE LA REVISTA CIENCIAS, DE LA UNAM. PARTICIPÓ EN LA ESCUELA DINÁMICA DE ESCRITORES DE MARIO BELLATIN Y HA CONDUCIDO EL PROGRAMA TRIPULACIÓN NOCTURNA DE RADIO EFÍMERA. LUEGO DE COLABORAR CON LA EDITORIAL TALLER DITORIA EN EL ÁREA DE DIFUSIÓN Y PROMOCIÓN, FUE FUNDADORA Y EDITORA DE AUIEO EDICIONES Y DE LOS LIBROS DEL SARGENTO.
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