Por Kristian Antonio Cerino
El 3 de mayo de 2016 murió Omar Raúl Martínez, académico y periodista. Falleció “desgarrado por el cáncer”, escribiría horas después Marco Levario Turcott en la revista Etcétera.
A las 21.52 de la noche del martes, aún día mundial de la Libertad de Prensa, el corazón de Martínez dejó de latir en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía, ciudad de México.
La noticia pronto empezó a replicarse en sitios y en portales de México. Para el miércoles 4 de mayo Google registraba 70 publicaciones en los medios Aristegui noticias, Milenio, Contralínea, Publimetro, La silla rota, Megalópolis, 20 minutos con información de Notimex, el diario de Yucatán y en agencias.
El sitio web Crítica política tituló: “Adiós al maestro”, y Rogelio Hernández en La Jornada de San Luis: “Omar Raúl era de los nuestros”. En las redes sociales como Facebook y Twitter las condolencias eran enviadas de norte a sur.
Turcott añadiría: Omar Raúl fue un hombre sensible y bueno, perseverante como pocos y esas virtudes lo condujeron a ser un ejemplo para muchos de nosotros.
Ulises Castellanos, en El Universal, describe que Omar Raúl Martínez luchó contra “un tumor”, del que pocos sabían: se atrincheró incluso en el hospital. No quería ni que lo visitáramos, ni que se supiera de su calvario.
¿Qué puedo decir de Omar Raúl? Se preguntó en Facebook Nubia Citlalli Salas: Me quejé de él varias veces, seguro, como todos de su jefe: un jefe ogro, negrero, muy estricto, carácter fuerte y con los años se ablandó… también fue mi maestro, no sólo en la Revista Mexicana de Comunicación, en el aula, sino (incluso) en las charlas […] Omar Raúl tuvo que ver en que yo labore en el Consejo Ciudadano del Premio Nacional de Periodismo. Sin duda ha marcado estos 18 años de carrera profesional y perdí la oportunidad de agradecerle.
Salas, jefa de Documentación e Internet en el organismo Periodistas en Línea, explicaría en el comentario porqué se interesó en las agresiones a periodistas y en la defensa de la libertad de expresión, impulsada por Martínez.
En el diario Milenio, el columnista Fernando Mejía Barquera resumió así la partida de Omar Raúl Martínez:
Falleció el periodista, editor, investigador, director de la Revista Mexicana de Comunicación y presidente de la fundación Manuel Buendía; deja, a los 51 años, una obra y una trayectoria en el campo de la investigación en comunicación que, sin duda, habrá de ser mejor valorada en el futuro, pero ya hoy, en una breve retrospectiva a unas horas de su muerte, se percibe importante y fructífera.
Para Barquera, Omar Raúl Martínez (1965-2016) no sólo impulsó la fundación Manuel Buendía, sino que a través de ésta se creó la Revista Mexicana de Comunicación en 1988, una actividad editorial que incluyó la publicación de libros.
Así “muchos trabajos académicos realizados en universidades públicas y privadas pudieron ser conocidos con el formato de libro y contribuir al debate sobre los grandes temas de la comunicación y el periodismo en México”. Entre éstos: la legislación en materia de medios, su estructura de propiedad, el desarrollo de las nuevas tecnologías, la ética periodística, el derecho a la información, los contenidos en los medios, la libertad de expresión, la convergencia digital, la comunicación política, la publicidad y la propaganda.
Posteriormente, Barquera abundaría en la importancia de la Revista Mexicana de Comunicación como lo hacen otras publicaciones como Etcétera y Zócalo: Periodismo y academia –dos mundos que a veces no logran conciliarse- unidos en el análisis de la comunicación. Ese fue el mayor mérito de RMC, de Omar Raúl Martínez, director desde 1992.
Antes de que publicara sus libros, Martínez bosquejaba ideas en su columna Libreta de Apuntes.
Ser del reportero leí años atrás en la portada de la Revista Mexicana de Comunicación. El título, atractivo, persuadió la compra del impreso en septiembre de 2005. Así conocí a Omar Raúl Martínez, director de la revista y articulista. En el número 98 también se leía: sus contornos, realidades, dilemas, riesgos, desafíos.
Martínez, académico de la UNAM y la UAM, habría de escribir sobre una temática de mi predilección: el oficio periodístico. Sin embargo, fue más preciso en la delimitación: Vivir para reportear.
Al retomar los preceptos de otros periodistas (Kapuscinski), el académico Martínez coincide en que el reportero debe contemplar algunos veneros, como éstos: Los viajes, La gente y La lectura.
Para el presidente de la fundación Manuel Buendía, el reportero es pieza fundamental en el andamiaje del periodismo.
Otro día escribiría (noviembre, 2004), a propósito del especial “Las claves del reportaje, (una) mirada sociológica al periodismo mexicano”: (es) “el género rey”.
Muchas de estas anotaciones en Libreta de Apuntes se profundizarían después en Esencia del periodismo. Ideas, reflexiones y aforismos, en donde fungió como compilador. Ya en su papel de autor, publicó quizás dos de los libros más leídos en México por académicos y periodistas: Código de ética periodística en México (2009), y Semillas de periodismo, ética, información y democracia (2010), publicados por la fundación Manuel Buen día, la BUAP, la UANL, Artículo XIX y Libertad de expresión. Con estas aportaciones, el académico de la UNAM, de la UAM y de la escuela de periodismo Carlos Septién, abrió una brecha en la discusión sobre la deontología periodística.
En Código de ética periodística en México, Martínez escribió:
La deontología periodística implica entonces la definición pública de un conjunto de principios éticos o normas de conducta acordadas por los integrantes de uno o más medios de comunicación con la idea de promover la integridad, el profesionalismo y la responsabilidad social de su quehacer.
Al retomar ideas del colombiano Javier Darío Restrepo, Martínez precisaría los cinco valores rectores del código de ética periodística: Veracidad, Independencia, Responsabilidad, Integridad profesional y Servicio; en esta obra que exploró las normas editoriales de diarios, revistas, estaciones de radio y televisión, e incluyó las voces de expertos que ampliaron la explicación de la temática.
En Semillas de periodismo, ética, información y democracia agrega otras ideas en la que clarifica los fines del periodismo:
“El periodismo es una actividad humana de trascendencia sociopolítica y cultural, inscrita en el terreno de la comunicación social, que a través de los medios de difusión busca ofrecer informaciones, opiniones e interpretaciones sobre el acontecer público a fin de brindarle a la gente elementos para comprender su mundo y poder tomar sus propias decisiones con conocimiento de causa. Lo paradójico es que el periodismo sólo refleja o pretende proyectar lo que ocurre y lo que se ve, lo que se dice o lo que se oculta. Y ese sólo hecho puede provocar cambios al inducir reacciones, romper inercias, despertar mentes, abrir caminos”.
Por último, en Esencia del periodismo. Ideas, reflexiones y aforismos, Martínez retoma otras ideas de Leñero y de Tomás Eloy Martínez para matizar en el sentido del periodismo crítico y democrático:
No está llamado el periodismo a resolver las crisis –qué falacia–, está llamado a decirlas, a registrar su peso, a gritar qué se esconde, qué se oculta o simula, cómo duele la llaga, por qué y cómo y a qué horas, desde cuándo y por qué se manifiesta el yugo que oprime nuestra vida social.
A raíz de su muerte, sus alumnos compartieron en redes o medios sociales portadas de otros libros que también publicó. Por citar: Repensar el periodismo. Aristas del reportaje y otras reflexiones, publicado por la UAM.
Castellanos, articulista de El Universal, añadiría que Martínez “siempre soñó con ser periodista”, pero retirado de los reflectores. La razón, una: dijo que el mayor problema de nuestro gremio era el ego y él no lo necesitaba.
Martínez fue un defensor del otrora periodista Manuel Buendía. Solía decir: Lo que distinguía a Buendía fue su capacidad detectivesca para indagar en temas que otros no tocaban, desveló y denunció asuntos sensibles que ningún medio se atrevía a publicar.
En la entrevista Omar Raúl Martínez. Su vida en lucha por un periodismo responsable, la periodista Frida Zaldívar le preguntó sobre cómo descubrió el gusto por el periodismo, y así respondió:
Desde niño a mí me interesó la letra impresa. Mi padre leía mucho el periódico. Pienso que, en un momento, por una razón de imitación, ayudó el hecho de estar cerca del papel en un principio, pero también tuve una familia de formación de izquierda que me indujo a acercarme, por ejemplo en un momento, al periódico Unomásuno, que nacía cuando yo estaba chavito, y me gustó esa nueva forma de compenetrarse en un medio impreso que yo conocí justamente cuando era pequeño.
En todo momento, Omar Raúl Martínez buscó fundamentar lo que decía, lo que escribía, lo que publicaba. Ahora, detrás de sus libros y de sus temas, otros retomarán lo que él comenzó. A lo lejos aún se le ve con sombrero y lentes, rodeado siempre de amigos y estudiantes, periódicos y libros.
Cristian Antonio Cerino. Es académico y periodista en Tabasco. Edita http://www.diarioactivo.mx
kristiancerino@ujat.mx.
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