Por César Navarrete
Déjà vu
Sólo después de ver desplomarse el cuerpo sin cabeza del domador de leones, la garza, parada entre el público horrorizado, comprendió lo que Esopo le mostró en las fauces del lobo.
Cuando concurrieron en el interior de Moby Dick, Geppeto reprochó a Jonás: —¿Qué haces aquí? ¡Ésta es mi minificción! —Mi nombre no es Jonás; llámame Ismael.
Distancia
Mientras se proyecta por los aires, el asexual hombre bala refunfuña porque se percata de que su mujer, la flexibilísima acróbata, huye en el acto con la mujer barbuda.

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