Por César Navarrete
Al sol le gusta pintar de sombra los muros de las casas.
Tengo las palmas de las manos inundadas de caudales secos.
Los libros viejos vuelven a su origen: con el tiempo huelen otra vez a madera.

Por César Navarrete
Al sol le gusta pintar de sombra los muros de las casas.
Tengo las palmas de las manos inundadas de caudales secos.
Los libros viejos vuelven a su origen: con el tiempo huelen otra vez a madera.
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