Por Irma Gallo
(Foto de portada: Alfredo Estrella vía Getty Images)
«Yo lo que quiero contar es una anécdota de Guillermo del Toro. Guillermo dice que algunas películas son como la caja de cereal: de niño te comes todo el cereal porque al fondo del cereal está la promesa de ese juguetito que está hasta al fondo. Entonces, siguiendo esa metáfora, Gravity fue esa caja de cereal y me saqué este juguetito».
El que habla es Alfonso Cuarón, que después de su éxito en Hollywood, regresa a filmar a su país, y lo hace en la Ciudad de México, la de su infancia, la de sus recuerdos y nostalgias, aunque, por supuesto, transformada por el paso del tiempo. Roma es el título de la cinta sobre cuya trama el cineasta no quiere dar detalles.
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«Regresar a filmar a México para mí fue una necesidad, y una necesidad de una comezón que ya llevaba años. Siempre había habido planes de regresar y siempre se me ha cruzado algo en la vida».
El patio del Museo de la Ciudad está lleno. Hay prensa de cultura y de espectáculos. La expectativa por ver de cerca al mexicano que ha triunfado en Hollywood es grande. Es como el hijo pródigo o algo así.
«Regresé para que hiciéramos una película que sucede en 1970, 1971 en la Ciudad de México, mayormente, y que tiene que ver con elementos y vivencias de mi infancia», continúa explicando el también director de Y tu mamá también.
«Al, la Ciudad de México ser un personaje, nos confortamos con una Ciudad de México absolutamente cambiada. Cosa que sí nos angustió en un inicio pero logramos sacar esta película y la logramos sacar aquí en México. En algún momento se habló de irse a otras ciudades de provincia para tratar de recuperar ese México de los setenta, y había una cosa esencial que no funcionaba».
Los periodistas (y algunos colados, como una mujer de sombrero negro de ala ancha que se la pasa grabando con su celular) esperan que el cineasta revele por lo menos un detalle de la trama, pero él, hábilmente, responde «prefiero que la vean» y continúa hablando de su relación con la ciudad.
«Lo que es muy impresionante es haber pasado todos estos meses confrontando una Ciudad de México contra nuestra investigación. Estábamos repletos de fotografías; fotografías de época, fotografías de los setenta, y llegábamos a la locación y era un lugar irreconocible».
Acompañado por Eugenio Caballero, director de arte, Cuarón explicó que Emmanuel «el chivo» Lubezki no pudo viajar a México por lo que él mismo fotografió la película con la colaboración de Galo Olivares.
«Algo que me conmovió mucho es la memoria de los espacios. Es muy claro, en el lugar en donde estamos sentados ahorita. Este es un espacio que tiene una historia que va muy para atrás pero a la vez es una historia muy viva. Y creo que es algo que hace muy especial a la Ciudad de México».
Cuarón aclaró que aunque la película sucede entre 1970 y 71, el Halconazo no es el tema central.
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