Texto y Fotos: César Mundaca
Cuando era un niño, es decir, cuando desconocía lo que eran las preocupaciones, solía contar los días que faltaban para mi cumpleaños. “Faltan diez, siete, cinco días para mi cumple”, repetía emocionado ante la mirada alegre de mis padres cariñosos. La expectativa era enorme. Durante varios años llegué a creer que un cierto halo de magia envolvía dicha celebración.
Esa bella costumbre se ha repetido con motivo de la realización de la Feria Internacional del Libro de Lima 2017 (FIL). Publicaba el conteo casi a diario en redes sociales y le comentaba con singular entusiasmo a un pequeño grupo de amigos cercanos. Cuatro días antes de la inauguración del evento, elaboré una lista referencial de los libros que quería comprar.
Todo empezó el viernes 21 de julio.
El invitado de honor fue México, país con el cual compartimos muchos rasgos en común. De una u otra forma, parece que hubiéramos sido cortados con la misma tijera de la historia.
Llegué mostrando mi credencial rosada de fanático e ingresé a paso ligero al recinto. Casi de inmediato, el éxtasis sacudió todos los rincones de mi cuerpo. Encontré más de cien stands repletos de libros, un mar de personas transitando en diversos sentidos, lectores de todas las edades declamando Los Heraldos Negros de César Vallejo, y al fondo, el show del zapateado jarocho, baile tradicional del puerto de Veracruz.
La FIL trajo consigo a un importante contingente de autores internacionales: Juan Villoro, Cristina Rivera Garza, Richard Ford, Leonardo Padura, Antonio Ortuño, Alberto Chimal, Margo Glantz, Benito Taibo, Paco Taibo II, Guillermo Arriaga, Fabio Morábito, Jorge Edwards, Pablo Simonetti, Claudia Piñeiro, Héctor Abad, Diamela Eltit, Marina Perezagua, Eloy Tizón, Ray Loriga, Laurent Binet, Sergio Ramírez, entre otros.

También sirvió como vitrina para apreciar la consolidación de una talentosa generación de escritores peruanos. Hablo de Renato Cisneros, María José Caro, Ricardo Sumalavia, Juan Manuel Robles, Katya Adaui, Diego Trelles Paz, Gabriela Wiener y Marco Avilés.
Fue genial verlos merodear a algunos de ellos por los stands, firmar cientos de autógrafos para el público y escucharlos atentamente en los conversatorios organizados por las editoriales.
En este gran evento también se rindió homenaje a la trayectoria de Elena Poniatowska. Asimismo, se recordó el medio siglo de Cien años de soledad y el legado literario de Ricardo Piglia, Juan Rulfo, Ciro Alegría, José Watanabe, Marco Antonio Corcuera y Luis Enrique Tord.
Mención aparte merece el otorgamiento del Premio FIL Lima de Literatura 2017 al reconocido poeta peruano Arturo Corcuera por el conjunto de su producción literaria y su aporte al enriquecimiento de las letras nacionales.
El telón de la feria se bajó el 06 de agosto. Ese día sentí lo mismo que cuando suena el pitazo final de un mundial de fútbol: pura melancolía. Pero para no morir de tristeza, volveré a contar los días para el inicio de una nueva fiesta libresca. Con inmensa alegría, propia de mi niñez.
CÉSAR MUNDACA.
NACIDO EN LIMA, PERÚ EN 1988. ABOGADO. ASIDUO LECTOR DE NOVELAS, CUENTOS, CRÓNICAS Y BIOGRAFÍAS. NOVEL ESCRITOR DE CUENTOS Y ARTÍCULOS SOBRE POLÍTICA NACIONAL E INTERNACIONAL.
BLOG: WWW.MISCELANEAMUNDIAL.WORDPRESS.COM
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