Por Irma Gallo

Luis Felipe Fabre ha escrito un libro demoledor: Escribir con caca (Sexto Piso, 2017) es un ensayo sin concesiones sobre Salvador Novo, en el que el autor aborda su interés por la escatología, sus pleitos con los muralistas, su rechazo al movimiento estudiantil y su pasión amorosa y poética por García Lorca, entre otros temas.

«Yo creo que sí hay un evidente gusto por la escatología y más allá de eso, yo creo que la escritura de Novo es una escritura corporal, es una escritura en la que el cuerpo va por delante», dice Fabre en entrevista para La Libreta de Irma.

Él hizo un performance de su preferencia sexual, viniendo un poco de la línea del dandismo: la figura, la persona, el look, es muy importante y es una construcción artística.

En la pasión de Novo por Federico García Lorca, Fabre se aventura a ver más allá de un enamoramiento imposible por parte del autor de La estatua de sal:

«En ese camino, como en cualquier trayecto, hay muchas otras cosas que te vas encontrando y me pareció especialmente interesante la relación entre Lorca y Novo, no tanto por la cosa del chisme, sin porque creo que es el encuentro de dos poéticas muy distintas y dos maneras de entender la poesía muy diferentes».

Me interesaba entenderlo como el encuentro de dos posturas y dos maneras de entender dos poesías distintas. En el caso de García Lorca, creo que él era un poeta por destino, fatalmente un poeta, y creo que en el caso de Novo era un asunto mucho más complicado ser poeta.

Entre el personaje que recorría la Ciudad de México a bordo de un taxi durante la madrugada para elegir a su próximo amante, y el que se alegró cuando un periodista le contó sobre la matanza de Tlatelolco, Salvador Novo no se puede retratar en blanco o negro.

«Aspectos suyos son liberadores», dice el autor, «y otros parecen ser ultraconservadores y conviven en una misma persona. No es un personaje fácil porque no lo puedes simplificar en: es un santo o es un pecador, no puedes, ideológicamente. Creo que los conflictos que tuvo con Diego Rivera y los problemas que le generan a Paz, tienen que ver tanto con estéticas pero sobre todo con diferencias ideológicas».