Por Gabriela Pérez
Foto de portada: Aaron Burden en Unsplash
El viaje desde la Antigüedad está unido a la vivencia del ser humano y al origen de los pueblos. Ya desde el Génesis, cuando Abraham sale de su ciudad hacia una tierra extraña, es permanente el tema bíblico-alegórico de la vida como peregrinación.
Los grandes relatos griegos se apoyan sobre la estructura de un viaje, así como la historia de las grandes culturas, india, sumeria, judía, cristiana y árabe, “son historias de marcha y ritos de paso”, como las denomina Alain Medam. Desde épocas remotas, griegos curiosos viajaban para relatar sus experiencias; Hecato de Mileto y otros se interesaban por usos y costumbres de otros pueblos.
Los mitos y las sagas incluyen, así mismo, relatos de viajes. Todas las literaturas occidentales comienzan con grandes poemas épicos basados en estructuras de viajes como la Odisea, Beowulf, Mio Cid, el Cantar de los Nibelungos, etc.
Hoy se entiende el viaje en un sentido simbólico y se entrelaza el itinerario físico y el espiritual en el relato.
Para Michel Butor, “el hacer camino es creador, y creador de conciencias, un hombre nuevo nace sin cesar: el tiempo sirve para algo.”
El viaje crea distancias que hacen al viajero conocer lo propio frente a lo distinto. Los relatos de viaje nos informan sobre lo que se visita, pero también sobre quién o qué es el viajero.
Yo soy un ente inseguro, un ente perdido en el mar de andanzas entre el miedo a la música, y el deseo de sumergirme en ella. Una de las actitudes del viajero en el camino es la de estar alerta para orientarse en un ambiente extraño. También me despiertan pasiones las historias, los libros, las imágenes y el cine. Comienzo, entonces, por ellos.

Casi al principio de la película Almost Famous y después de una gran pelea con su madre Annita le deja a su hermano menor una nutrida colección de acetatos con una nota que dice: “Listen to Tommy with a candle burning and you’ll see your entire future”. Al hacerlo, William traspasa las puertas doradas del rock. Hay un poder catártico en una buena historia contada con música.
Yo soy la hermana mayor, y no tengo sabiduría; ni vieja ni adolescente que pueda heredar a mis hermanos. Lo que sí tengo es la curiosidad y avidez de buscar permanentemente tesoros ocultos en lugares comunes. En uno de esos instantes, una de las muchas personas que quiero y admiro en la vida, me presentó al menospreciado subgénero ópera rock que fuera popularizado a fines de los sesentas por el susodicho Tommy (1969) de The Who.
Pero ¿qué es una ópera rock, y por qué para mí es una vía de viaje?
A grandes rasgos, es una rama del rock que se destaca por narrar la historia de uno o varios personajes a través de capítulos consecutivos, como si se tratara de un libro, manteniendo introducción, nudo y desenlace, mezclándolos con arreglos sonoros clásicos del rock para darle un realce especial.
No es un audiolibro porque a pesar de tener una secuencia, cada canción se puede escuchar independientemente aunque no se conozcan la anterior y la posterior. No es un cuento al que se le pone música. La historia y el sonido deben ser creados de forma simultánea y no son álbumes conceptuales porque estos se centran en un tema específico, sin que necesariamente tenga que existir una historia o una relación entre todas las canciones, como en el caso del Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de The Beatles.
Sin embargo, su mayor virtud es también su principal desventaja. Las compañías discográficas algunas veces se las ven negras para vender un disco de estas características, porque no a todas las personas les place esta idea juglaresca. Sin embargo, estas “óperas modernas” son un vehículo ideal para trasmitir el espíritu rebelde e innovador que caracteriza al rock, como queda claro con The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars de David Bowie.
Muchos amigos, y muchos de mis alumnos -quienes son al mismo tiempo de mis mejores maestros-, me han mostrado que más allá de The Who, Pink Floyd y Bowie existen muchos grupos o artistas que han realizado magníficos discos de ópera rock, que van desde los sonidos psicodélicos hasta el metal, y que son dignas de ser escuchadas, que ameritan ser compañía en este viaje a ningún sitio partiendo de ningún lado.
The Kinks – Arthur (Or The Decline And Fall Of The British Empire) (1969)
The Kinks es una de esas bandas que a veces se pierde en medio de la gran ola británica y que sólo es recordada por “You really got me”, a pesar de su indudable talento y feeling que los llevaron a editar discos fabulosos que hasta nuestros días pasan prácticamente inadvertidos; uno de ellos es el Arthur (Or The Decline And Fall Of The British Empire) que es una crítica a la moral británica y su decadente frivolidad a través de la perspectiva de un trabajador de clase media que acaba mudándose a Australia. A lo largo de este trabajo se pueden escuchar ritmos que van del pop al hard rock y que se enmarcan en delicadas composiciones y armonías vocales hipnóticas que complementan a la perfección la historia escrita por Ray Daviesmisma que, irónicamente, lo llevó a recibir la medalla de la Orden del Imperio Británico. Este es uno de los clásicos discos de ópera rock que más me gustan.
Paul Kantner and Jefferson Starship- Blows Against The Empire (1970)
De las cenizas de Jefferson Airplane, Kantner le dio forma a un nuevo proyecto que se alejaba de la psicodelia y exploraba nuevos caminos dentro del rock, como resultado de ello nació este épico trabajo que narra la historia de un grupo de rebeldes que se alzan contra el “Tío Samuel” para robar una nave espacial que los lleve a un planeta lejano en el que puedan rehacer su vida. La historia es tan buena que fue el primer disco de rock nominado a los Premio Hugo que se entregan a lo mejor de la literatura de fantasía y ciencia ficción.
Jethro Tull – Too Old to Rock ‘n’ Roll: Too Young to Die! (1976)
No es el único álbum de Ian Anderson, que recurre al formato de ópera rock pero es el que, creo, mejor cuenta una historia a diferencia por ejemplo, del Aqualung que tiene un corte más conceptual en el que se aborda el tema de la fe pero sin tener un argumento que una las canciones a pesar de haber creado un personaje para algunas de ellas. El disco narra la historia de un roquero veterano llamado Ray Lomas y su lucha por mantenerse vigente aunque no lo logra por lo que intenta fallidamente suicidarse quedando en coma, sólo para despertar años más tarde y darse cuenta que su música estaba de moda nuevamente.
Frank Zappa – Joe’s Garage: Acts I, II & III (1979)
Zappa fue uno de los músicos más talentosos e innovadores del siglo pasado por lo que no es de sorprender que tuviera sus encuentros con la ópera rock, misma que reinventó en esta saga que aborda la vida de un joven músico llamado Joe y de una entidad robótica (grabada por Zappa) que se encarga de narrar la historia y de acosar la mente del protagonista como si de una conciencia se tratara, con lo que logra una incisiva parodia del mundo de la música que resulta hilarante y sumamente disfrutable como producto musical pues esta aderezada con una variopinta mezcla de sonidos.
Iron Maiden – Seventh Son of a Seventh Son (1988)
Para este disco la banda retomó una de las leyendas más populares del paganismo europeo y con ella le dieron forma a la historia de un vidente que debe sus poderes a su condición de séptimo hijo de un séptimo hijo. Cada uno de los 8 tracks representa un capitulo en la vida del protagonista desde su nacimiento a la luz de la luna y el canto de la mandrágora hasta la trágica muerte que cierra el ciclo de una manera perfecta.
Blue Öyster Cult – Imaginos (1988)
Este es un álbum curioso en la discografía de BÖC, no sólo porque tardó 8 años en ser producido o porque en el participan Joe Satriani y Robby Krieger, sino porque es un trabajo diseñado en su totalidad por Sandy Pearlman con el mínimo de participación de la banda que prácticamente se dedicó a interpretar la visión del productor. Imaginos es un extraterrestre que está detrás de todos los conflictos de la tierra y el disco trata precisamente de sus conspiraciones para mantener el caos, todo con un estilo propio de las novelas góticas que además está plagado de referencias históricas y sociales reales.
Bal Saggoth – The Power Cosmic (1999)
Es difícil elegir un disco de Bal Saggoth, toda su discografía es una saga que se enlaza entre disco y disco, aunque cada uno tiene una línea narrativa propia. De hecho, sus discos incluyen un librillo con las canciones y algunos textos cohesionadores a manera de referencia, así se puede seguir la trama completa sin perderse. Sus influencias son variadas y toman elementos de escritores como Robert E. Howard, H. P. Lovecraft, J.R.R Tolkien o Jack Kirby, para construir un universo propio ambientado por sonidos que van del black metal sinfónico al death metal. Este trabajo, en particular, se centra en la historia de Zurray, de su búsqueda del místico artefacto Empyreal Lexicon a lo largo y ancho de la galaxia, en la que se hace referencia a sus trabajos anteriores y a personajes de Marvel como Silver Surfer, Thor y Galactus.
Manilla Road – Atlantis Rising (2001)
Todos los discos de Manilla Road son conceptuales pues giran en torno a la fantasía y tienen múltiples referencias literarias, incluso los proyectos alternativos de Mark Shelton tienen estas características, pero el Atlantis Rising es el que mejor se apega al concepto de ópera rock, pues cuenta una historia en conjunto, misma que a su vez se alimenta de las leyendas nórdicas y de la obra de H.P. Lovecraft, siendo uno de sus álbumes más logrados hasta la fecha. La trama nos habla del resurgimiento de Atlantis y de cómo Cthulu se apodera de la isla, lo cual molesta a los Dioses Nórdicos quienes le declaran la guerra.Sin duda, una ópera rock digna de ser escuchada.
The Sword – Warp Riders (2010)
El tercer disco de The Sword deja un poco de lado el sonido doom metal que venían trabajando para centrarse en el heavy metal tradicional mediante el cual narran la historia del arquero Ereth quien fuera desterrado de su tribu mientras el planeta sufre un cataclismo solo para encontrar un misterioso artefacto que le permite viajar en el tiempo por lo que es reclutado por el Chronomancer para restaurar el orden lo cual no es algo fácil pues en su viajes se tiene que enfrentar a guerreros, brujas, androides y piratas.La banda menciona que sus referentes para este disco fueron la leyenda de Atlantis, las películas de René Laloux y Las Enseñanzas de Don Juan de Carlos Castaneda.
High On Fire – De Vermis Mysteriis (2012)
Además de su sonido y de la característica voz de Matt Pike, esta banda se destaca por sus liricas profundas pero sumamente pachecas que hacen honor al mote de stoner que tiene la agrupación, pero en su sexto álbum de estudio se superaron a sí mismos al adaptar el cuento “Mysteries of the Worm” del prolífico Robert Bloch a lo largo de 11 tracks que narran la historia de un gemelo de Jesús que dio su vida en el momento del alumbramiento para que el “salvador” naciera, pero que fue recompensado con la capacidad de viajar por el tiempo y el espacio sólo para encontrar un pergamino de un antiguo alquimista chino que descubrió un suero fabricado a partir del loto negro, que le permite ver la vida a través de los ojos de sus ancestros.
El viajero elige su lugar de viaje. Para conocer lo nuevo, para disfrutar del arte, de la luz, del paisaje. Disfrutar de esa belleza es una experiencia que le hace salir al viajero de sí, y simultáneamente, conocerse mejor y aminorar sus dudas y miedos.
En mi diario de viaje, anoto hoy el estar aquí.
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