Hace tiempo lo leí


Por José Cruz Domínguez Osorio

¿Qué ha pasado con aquel libro que hace algunos años fue anunciado en distintos canales de comunicación como novedad? Seguro pronto fuiste a la librería, preguntaste por él y te lo llevaste a casa, sí porque el título llamó tu atención, además de que el escritor, autor del cuento, la novela o los poemas, es de tu preferencia y tienes algunas obras de él en tu librero.
¿Y por qué no vas al mueble donde aguardan tus libros en silencio y los vuelves a leer? En este ejercicio hice lo propio, y encontré uno de los tantos libros que escritos por Juan Villoro, sí, uno publicado por Ediciones SM y que lleva por título El taxi de los peluches, ilustrado por Diego Álvarez.

¿Entre tus recuerdos de niñez no aparecen los muñecos de peluche que en algún cumpleaños una tía o un amigo te haya regalado? Y si no aparecen por ahí es porque quizá dejaste aquella etapa de juego y decidiste acomodarlos en la repisa de madera. Por ahí deben estar el conejo, un oso o una vaca que acompañaron tu niñez y adolescencia, sin embargo continúan dentro del cuarto, aguardando silenciosos y esperando en un rato les prestes atención.

Juan Villoro
Juan Villoro. Foto: Irma Gallo

En esta historia, Juan Villoro nos cuenta sobre el infortunio de Lorenzo Orejas, un muñeco de peluche que Natalia (su dueña) cuidaba porque era su favorito de entre tantos juguetes que tenía, además de ser el consentido porque se lo llevaba a la cama a dormir, más la historia narrada por Lorenzo Orejas llevará al lector al desafortunado suceso en una tarde en que Natalia paseaba con su padre y debido a la prisa, porque pronto llovería, la pequeña descuida y suelta al juguete que cae “por un oscuro agujero”.

Y a partir de aquí cambia el escenario y llegan nuevos personajes a la historia: está Trino, un oso habitante de ese río subterráneo, también lo habita Cucodrilo, el reptil que presta su largo cuerpo para transportar a los peluches que requieran salir del túnel de aguas sucias. Otros personajes viven en la narración: la cotorra Sarita, Ratón Goloso y Ratón Pensativo. ¿Pero cómo transcurre la vida de estos muñecos de peluche en el interior de ese drenaje profundo? Hablan sobre lo injusto que han sido con ellos algunos de sus propietarios, la diversión, la risa y la travesura en el juego y maltrato al muñeco. Pero Lorenzo Orejas extrañaba a Natalia; Natalia siempre lo trató muy bien, él era la excepción entre los otros juguetes.

Las ilustraciones creadas por Diego Álvarez le permiten al lector acercarse a los personajes, a los distintos ambientes y escenas descritas en la narración; la técnica de acuarela fue empleada por el artista gráfico, y es otra oportunidad para que niños lectores recorran esta galería impresa incluida en este pequeño libro, que es parte de la colección El barco de vapor, de la mencionada editorial.

Pero, insisto, ¿por qué escribir sobre un libro que ya no es novedad? el contenido está vigente debido a que la trama de este breve cuento nos lleva a pensar en que muchas de las niñas piden a sus padres un muñeco de peluche que más tarde pasa a convertirse en el amigo que las acompaña al parque, a las fiestas y reuniones familiares, en suma, es el juguete que habita desde la soledad del cuarto cuando su propietaria se ausenta por unas horas durante el día porque tuvo que ir a clases.

Es oportuno que este libro salga del librero y vuelva a encontrarse con nuevos lectores, y que quien haya disfrutado ya de su lectura vuelva a hablar de él como aquel día en que terminó de leerlo.

Es tiempo de volver al librero y de revisar detenidamente qué títulos aguardan, si permanecen ahí es porque su lectura nos significó y emocionó. Un segundo viaje y un regreso a la casa de tantos personajes, ahí estarán esperando al encuentro con su lector.

El librero aguarda, valdrá la oportunidad de detenernos un rato y revisar qué libros continúan ofreciéndonos su compañía.

 

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