Club de lectura


Por César Mundaca

El hábito de la lectura es, por antonomasia, un acto solitario, terriblemente egoísta, si se quiere. Es un encuentro entre la avidez del lector y el despliegue investigativo del escritor. Escoges un libro, te aíslas de este mundo cada vez más insolidario, más horroroso, más miserable e ingresas de lleno en esas páginas que esperaban por ti.

Hay lectores que devoran libros todas las semanas. Sin embargo, se muestran renuentes para compartir lo asimilado. Prefieren enclaustrarse en sus polvorientas bibliotecas domésticas. Actitud, de verdad, incomprensible. Afortunadamente, existe otro grupo de lectores, jubilosos, que se integran, con facilidad, a los clubes de lectura.

Los clubes de lectura son espacios idóneos para revelar nuestra pasión casi irrefrenable por los libros. Allí no sólo se analizan diferentes aspectos del texto seleccionado, sino también se intercambian opiniones sobre la trayectoria del autor, se tejen alianzas para futuras actividades culturales, se confraterniza, se pierde el pudor, se comparte el disfrute.

Otro punto importante es su composición. Cuantas más mujeres haya, mucho mejor. Porque son ellas, con el perdón de los hombres, quienes transmiten ciertas dosis de entusiasmo en las reuniones. Además, enriquecen las charlas con novedosas interpretaciones que contribuyen a profundizar la reflexión sobre el título escogido.

Desde marzo de este año, participo en un club de lectura auspiciado por la editorial independiente Trropkiato, donde el noventa y nueve por ciento de los miembros son mujeres. La mayoría de ellas son abogadas de profesión, que han apostado por abandonar el molde formal tradicional. Cuando intervienen en los debates, suelen relacionar el texto materia de análisis con otros leídos, por ejemplo, durante sus primeros años de juventud. Formidable.

 

 

Nos acercamos al tercer libro. El primero fue un clásico de la literatura norteamericana del siglo XX: Matadero cinco, de Kurt Vonnegut. Luego llegó el turno de Crónica de una muerte anunciada, del imprescindible Gabriel García Márquez. Y para los últimos días de este mes, nos reuniremos para conversar, siempre acompañados de un buen aperitivo, sobre El retrato de Dorian Gray, de Oscar Wilde.

Invito desde esta tribuna a dejarse atrapar por una actividad tan gratificante, tan provechosa, tan relajante, como es compartir con los demás, sea bajo la luz amarilla de una cafetería o en un pequeño departamento, la afición por la lectura.

Cesar Mudaca
CÉSAR MUNDACA
NACIDO EN LIMA, PERÚ EN 1988. ABOGADO. EGRESADO DEL TALLER DE ESCRITURA CREATIVA DE LA PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ (PUCP). LECTOR Y ESCRITOR DE CUENTOS Y ARTÍCULOS SOBRE POLÍTICA NACIONAL E INTERNACIONAL.
BLOG: WWW.MISCELANEAMUNDIAL.WORDPRESS.COM

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