Por Irma Gallo
Una mesera que trabaja en un elegante restaurant en Tokio celebra su cumpleaños número 20 trabajando. Tiene que suplir a una compañera de último momento, pero de todos modos no le importa, pues hace unos días se peleó con su novio y no tiene nada más interesante qué hacer.
Y justo este día, el encargado del restaurant, el que siempre le lleva la cena al dueño (a quien nadie más que él conoce), enferma repentinamente y tiene que ir al hospital de urgencia. Antes de subirse al taxi, le encarga a la protagonista que lleve su cena al dueño. Le dice que toque en la puerta marcada con el número 604 y que una vez que le abran meta el carrito con la cena. Después de una hora, tendrá que regresar a recoger el carrito con los platos vacíos.
La chica hace exactamente lo que le indican, y al conocer al dueño del restaurant, un anciano delgado, serio y amable, se producirá un acontecimiento que transformará su vida.
Después de La chica del cumpleaños, esta edición de Tusquets, ilustrada por la alemana Kat Menschik, incluye un texto muy personal del propio Murakami titulado «Mi cumpleaños», en el que el autor de Tokio Blues reflexiona sobre el hecho de envejecer y relata cómo celebra sus aniversarios con una botella de vino de los viñedos de Jack London -cuyo cumpleaños era el mismo día que el Murakami-, aunque advierte que:
«Quizá no sea un rito muy apropiado brindar en memoria de un hombre que bebió sin medida y que acabó muriendo, con solo cuarenta años, aquejado de una enfermedad renal».
Haruki Murakami Con ilustraciones de Kat Menschik. (Traducción del japonés de Lourdes Porta) La chica del cumpleaños Tusquets Editores, 2018. 78 páginas.
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