Por Concha Moreno
Junot Díaz es, a los dioses, gracias, un pastelillo de crema. Fácil de leer, pero no siempre fácil de digerir.
Ganó el Pulitzer — uno de los pocos escritores hispanodescendientes en lograrlo– con su hermosa novela The Brief Wondrous Life of Oscar Wao, un relato de la asimilación nunca-del-todo-posible de un extranjero a la cultura estadounidense.
Y es también, sin duda, una reiteración de los temas de Díaz : la infidelidad (con su buena dosis mezclada de misoginia y culpa), la maldición de ser del trópico, una especie de enfermedad que lleva siempre al expatriado de regreso al terruño.
Si nunca han leído a Junot, la oportunidad es ahora. Acaba de salir The Cheater’s Guide to Love, algo así como un manual para poner los cuernos y brincar de cama sin nunca hallar respiro.
Junior, el álterego de Díaz en la mayor parte de su obra, es un tipo de lejos decente, pero nada más no puede mantener los pantalones en su lugar, especialmente si está comprometido con «la mujer de su vida».
Esta mujeres-de-su-vida suelen fuertes, hasta rudas, y siempre, siempre acaban dejando solo a Junior — o «Yúniol», así, bien escrito en dominicano– con su culpa y su inmensa desolación. Es como ser un zombie a la intemperie.
A Junot Díaz le cuesta escribir novelas, pero sus libros de cuentos (cuatro a la fecha) son una especie de novelas deconstruidas: los mismos temas, como espíritus en pena, maldicen a cada uno de los textos. Como pueden imaginar, A Cheater’s Guide to Love es una colección de historias sobre la infidelidad y cómo el hombre infiel tiene que pasar por una serie de penitencias para aprender, por fin, a ser sincero. Y son cuentos sobre la infidelidad en términos latinos: no es lo mismo, para Díaz, ponerle el cuerno a una anglosajona que a una latina que desde el principio le advirtió que lo único que no perdonaría sería el engaño. Y ahí va el chamaco y mete la mano en la lumbre. Por güey.
No quiero spoilearles nada del libro, y la verdad es que se lo leen en dos patadas, pero creo que Díaz está aterrizando por fin en un estilo propio, como un corredor que aprende cómo medir sus pulsaciones por minuto y es amo de su aliento. Si lo tuyo son los cuentos, venga, Junot.
Es posible que hayan sabido del escándalo en el que se involucró a Junot Díaz en el movimiento #MeToo. Una mujer lo acuso de misógino y de intentar besarla a la fuerza. Junot, a diferencia de muchos de los otros señalados por el movimiento, hizo un mea culpa y dejó el comité del Pulitzer en el cual tenía un puesto importante. Reconoció, pues, sus problemas con las mujeres y el hecho de que le cuesta relacionarse con nosotras. Duh: cualquiera que le haya leído un libro suyo lo sabe.
Sin embargo, las acusaciones en su contra no vinieron en cascada como predijo la primera denunciante. Si acaso el asunto sirvió para darnos cuenta (al menos así fue para la que esto escribe) que hasta los hombres más decentes son parte del patriarcado occidental y juegan con esas reglas del deporte de la cosificación femenina.
A Cheater’s Guide to Love es parte de ese entramado y también es una especie de confesionario. ¿Aceptaremos su absolución? Yo, al menos, la acepto.
A modo de final diré que lo más divertido de la prosa de Junot es su espanglish. Usa a diestra y siniestra palabras típicas dominicanas mezcladas con un inglés casi académico, como quien salpica con tostones de plátano un New York steak con papas, tan gringo. Esas burbujitas tan sabrosas de su estilo se pierden en la traducción, por lo cual recomiendo leerlo en su edición original.
Los inmigrantes no viven en un solo país: su patria es el país de la traducción, es cierto. Pero créanme, no saben qué divertido es leer palabritas como «negrao», «blanquita» o «unas sucias» en los cuentos de Díaz. Repito: ya conoce su estilo y lo reitera. Y afortunadamente no se ha viciado. Todavía.
Soy Concha. Nos vemos en el próximo libro.