Así va subiendo al cielo de la fama el joven fotógrafo llamado Víctor Benítez, a quien no le importa pasárselas negras con tal de sentarse a la derecha del dios de la fotografía mexicana: don Manuel Álvarez Bravo.
Elena Poniatowska Amor
Por Irma Gallo (Foto de portada: Margo Glantz, por Víctor Benítez).
Cuando Elena Poniatowska escribe así acerca de alguien, ese alguien ya ganó mi atención. Y más todavía si la fotografía que anuncia su exposición es un retrato completamente sui generis de Mario Bellatin. (Aunque, pensándolo bien, ¿cómo, si no, intentar un retrato de Bellatin?).

El caso es que me ganó la curiosidad. Ya conocía a Víctor Benítez; lo conocí cuando Lorena Hernández, para quien él trabajaba entonces, me invitó a participar en una edición del maravilloso Festival Letras en Tepic.
En ese entonces no me di cuenta del gran talento de Víctor. (¿Cómo iba a hacerlo si tareas burocráticas ocupaban todo su tiempo y energía?). Afortunadamente, varios años después, lo reencuentro en los espacios virtuales y me entero de que el próximo 4 de noviembre va a inaugurar su muestra fotográfica Cartografía íntima//Habitaciones literarias//.
Entonces no puedo resistirme a hacerle esta entrevista. Víctor, amable y puntual, tal y como lo recuerdo, contestó mis preguntas vía correo electrónico. He aquí este intercambio:
1. ¿Por qué retratar a quienes usan la palabra escrita como forma de expresión? es decir, ¿cómo surgió este proyecto?
No sé qué fue primero, si darme cuenta que muchas de las fotografías de autores que veía eran tan impersonales: librerías, ferias del libro, bibliotecas de fondo. Me parecían tan obvias que me costaba creer que no hubiera por lo menos muchas fotos íntimas de sus espacios o su vida. La obra de un autor puede tener mucho que ver con su contexto y el espacio en el que habita y escribe. Yo quería eso, saber lo que hay en ese éter que no se conoce cuando se lee un libro y se mira la foto casi pasaporte que acompaña en la contraportada.

2. Esta Cartografía íntima/Habitaciones literarias ¿se trazó conforme a gustos personales, amistades, preferencias literarias o simplemente oportunidades?
Cartografía íntima // Habitaciones literarias // es un proyecto que busca mapear escritores alrededor del mundo contemporáneo. Estamos en la época del internet, donde metemos una duda en Google y nos aparece una centena de resultados casi útiles; sin embargo, cuando buscamos «escritores contemporáneos rusos” la búsqueda resulta menos prolífica. Y no porque no existan, sino porque la literatura aún no tiene este poder de ser globalizada al mismo paso que la tecnología o las cosas que están ocurriendo en todas partes del mundo al mismo momento. Me parece que la literatura aún se reserva de forma muy regional: para los suyos, si no es exagerado decir. Me interesa saber quiénes escriben en otras partes del mundo y sobre qué están escribiendo. Me interesa poder saber cómo viven y si su obra refleja algo de su contexto, que seguramente sí. Esta cartografía no se resume en un compendio de fotos, sino de experiencias y charlas. Por ahora se ha trazado con mi conocimiento literario y mis posibilidades económicas. Los autores retratados son autores que he leído y personas a las que llego con gran esfuerzo. Viajar a Europa para retratar escritores suena a un proyecto poco redituable y lo es, pues he dado cuerpo y alma (y todo mi capital) para poder lograr mapear, con un poco de todo: valor literario, preferencias, gusto y posibilidades.
3. ¿Cuántos escritores retrataste, y cuánto tiempo duró tu trabajo de investigación/expedición para reunir el corpus de fotografías que componen esta exposición?
He retratado un poco más de 120 autores en México y Europa. Esta exposición no es la culminación de una etapa sino una muestra del trabajo que he realizado por más de dos años de hacer este tipo de retratos. Me fui a Europa en 2018 con la idea de recorrer el mundo literario de España a Francia, pasando por Italia, Suiza y Alemania. Pero es un proyecto que no ha tenido el apoyo económico de ninguna institución, ni pública ni privada, por lo que es una labor titánica invertir todo mi capital para realizar estos viajes que han sido muy austeros pero con mucha pasión por lograr esta documentación pese a las adversidades de dinero, en algunos casos el idioma, y por supuesto la soledad de no conocer a nadie; y aún así, lograr meterme a la casa de 40 autores. Es una satisfacción que hoy se vea exhibida en algunas fotografías que componen esta exposición.

4. Elena Poniatowska escribió unas palabras muy halagadoras acerca de tu obra. ¿Sientes que esto te compromete de alguna manera a mantener ciertos estándares de calidad?
Es un honor, y en efecto lo veo como un gesto muy generoso de su parte, aunque yo jamás podría compararme con el más grande de los fotógrafos mexicanos: Don Manuel Álvarez Bravo. Lo que es cierto es que, en efecto, se entiende muy bien el tipo de fotografía que quiero lograr, una fotografía narrativa e íntima, un momento que verdaderamente te hace cuestionar cómo fue que se realizó, ¿por qué el fotógrafo estaba ahí en ese momento para captar tal cosa? Me parece que más que calidad, lo que hay que mantener es una linea narrativa. Seguir buscando ese algo que busco en cada foto.

5. ¿Quiénes son tus influencias fotográficas?
Por supuesto que hay dos mexicanos que encabezan esta lista y que lo definen todo: Álvarez Bravo y Graciela Iturbide. Sobre fotografía de autores hay varios más, entre los que podría mencionar que en su momento, Daniel Mordzinski me gustó y sin duda también el trabajo que realizó Rogelio Cuéllar entre los 70s y 80s me sigue gustando mucho.
6. Cuéntame una anécdota de alguno de los autores fotografiados.
He tenido una gran fortuna de que me queda algo lindo de cada autor. Un día platicando con Ray Loriga en una terraza de Madrid, cruzó la calle hacia nosotros Manuel Ortuño, un editor mexico/español con quien tiempo después hice una gran amistad. De no haber estado en ese lugar con Ray, jamás hubiera conocido a Manuel, pues fue Ray quien me lo presentó. A Manuel le gustó mi trabajo, y durante ese viaje me abrió muchas puertas con editores e invitaciones a demás actividades culturales en Madrid y Barcelona.

7. ¿Cómo te aproximas a los escritores?, ¿cuál fue el más difícil, o el más dispuesto?
No tengo una única forma, pero creo que los escritores, en su mayoría se sienten más cómodos a la distancia, trato de no ser invasivo. Un mail y mi trabajo es lo que casi siempre abre la puerta de sus casas. Las dificultades para retratar a alguien son muy subjetivas, a veces no es una posición de negativa sino las circunstancias. En París, por ejemplo, era muy difícil trasladarme por falta de dinero. Aquí en México todos los autores que no viven en la Ciudad me resultan más complicados para tener un encuentro. Ojalá que un día la Secretaría de Cultura u otra institución, considere esta documentación como un archivo histórico importante, porque nuestras grandes mentes están aún más allá de los libros.

8. Finalmente, ¿qué buscas en un retrato?
Busco lo que yo considero la esencia de un autor. Casi nunca llego a tomar las fotos como un mero acto de registro. Por lo regular converso, pregunto, bebo café. La idea es romper con el miedo a la foto, la comodidad es la única forma que yo encuentro para poder ver más allá del rostro que sale en la prensa o las contraportadas, incluso tengo retratos con autores cubriéndose la cara o dándome la espalda, porque para mí, la foto nos tiene que hablar mucho más que de una buena técnica de iluminación y enfoque. Me importa que la foto nos haga cuestionarnos qué pasaba en ese momento.
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