Patti Smith: la memoria como arte


Por Concha Moreno

Foto de portada: Patti Smith en 2014, © Blondinrikard Fröberg

Patti Smith y yo tenemos una relación cercana: yo soy su fan, ella es mi ídolo. Mi vida sería muy diferente si a los 13 años no hubiera descubierto el Horses, disco emblemático de Smith. Cuando lo escuché por primera vez creo que me salieron todos los pelos de la adolescencia.

Aparte de ser la Madrina del Punk, Smith (o Patti, ¿puedo llamarla Patti?) tiene una rica veta como escritora. Es, desde luego, poeta, pero también se destaca por su prosa. Escribe de una manera muy natural, Patti, y así se lee: como un pensamiento que fluye como río.

Aclaro: no me refiero, Dios santo, a que Patti escriba en estilo hilo de conciencia tan de moda a principios de siglo XX– otra aclaración: no tengo nada en contra del hilo de conciencia, sólo digo que es difícil de leer– sino que su narración corre como quien pasea por el parque y va contando todo lo que ve.

En 2010, Patti se llevó, para aumentar su palmarés, el National Book Award por su libro de memorias Just Kids, en el que narra su relación con el fotógrafo Robert Mapplethorpe. Patti y Robert eran amigos, confidentes, amantes ocasionales y simples y brutales almas gemelas. Si no han leído Just kids, háganlo: es un fascinante paisaje del Nueva York de los años setenta, Andy Warhol incluido.

¿Saben qué es muy padre? Que a Patti le salen muy bien las elegías, esos textos en los que se recuerda a alguien querido que ha muerto y que dejó su rastro espiritual como un velo sobre nosotros.

Hace un par de semanas la buena de Patti publicó Year of the Monkey, y es otra memoria y otra elegía. En este caso el luto es por el recuerdo de otros tiempos, cuando era más inocente y también más pura.

Year of the Monkey

Patti es adicta al café. De verdad: es una loca del café. Year of the Monkey comienza con ella en año nuevo buscando una cafetería abierta. La imagen de donas y café salta de la página, los podemos oler y si se salen a correr por una Krispy Cream no los culparé.

El libro es un paseo con Patti por diversos espacios. Es el arte de vagabundear y recordar todo lo que encuentra a su paso, como niños que recogen cochas en la playa en la búsqueda de tesoros inesperados.

Las cosas le hablan a Patti, le cuentan historias, le susurran secretos. Y ella nos cuenta todo, como en una larga confesión del pecado de deambular.

Year of the Monkey es un gran libro para descubrir a Patti Smith como escritora. Después remítanse a Just Kids. Son dos estilos diferentes, pero ambos comparten el mismo corazón: narrar todo lo que se viene a la memoria.

Me llamo Concha. Nos vemos en el próximo libro.

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