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Los libros malvados


Por Concha Moreno

Tengo un libro malvado. Es un libro que tengo cubierto con otros libros de corazón noble. Es un libro al que le tengo miedo.

Apenas comienzo a escribir este texto, mi televisión se prende sola, las luces de mi estudio se prenden y se apagan, y todos los demonios del Hades gimen. Nadie del reino del mal quiere que cuente sobre el libro malvado.

Hay varios libros malvados en la historia. El peor puede ser la Biblia, una colección peligrosa de cuentos judeocristianos. Por supuesto, Mi lucha, de Hitler. O ahí tienen Los protocolos de los señores de Sion, que tantos han usado para justificar el antisemitismo. ¿Habría que quemarlos? Como dice Juan Villoro en su maravillosa novela–su única buena novela– El libro malvado, quien quema un libro acaba quemándolos todos.

Pero me desvío. Los libros malvados no son solo aquellos que transportan ideologías candentes, también lo son aquellos que nos envilecen o que nos hacen sentir pequeños, sobrecogidos. Pueden ser gran literatura y hacernos daño.

Mi libro malvado me quita el sueño, me hace sentir maldita. No sé de dónde saqué fuerzas para terminarlo. Era como un veneno, como tomar unas gotas de mercurio cada noche que me acostaba a leerlo. Mi libro malvado apesta a azufre, pero es un gran libro.

Mi libro malvado se llama House of Leaves y lo compré porque una tuitera a la que admiro (@le_dudette, síganla, es brillante) lo recomendó por todo lo alto. Escrito por Mark Z. Danielewski, nació como una especie de meme, un legajo desbarajado que pasó de mano en mano asustando incautos.

¿Han oído hablar del fenómeno llamado creepypasta? El (¿o la?) creepypasta es un fenómeno muy de nuestros día hiperconectados: se trata de historias breves y escalofriantes (leyendas urbanas, teorías de la conspiración) que residen en los rincones de Internet y que brincan de repente en sitios como 4Chan o Reddit o hasta Twitter. Ya cuando llegan a Facebook es cuando todos se las saben. Bueno, House of Leaves nació como un creepypasta extendido y cuando llegó a imprentas se convirtió en un hitazo editorial, allá en el 2000. Me sorprende que todavía no haya llegado a Hollywood, aunque lo entiendo: una experiencia tan inmersiva como esta novela no puede traducirse bien en la pantalla.

Hablando de experiencias inmersivas, eso es lo fascinante de House of Leaves, mi libro malvado. Es muy posmoderno pero al mismo tiempo es muy clásico. Es como una novela del siglo XIX, digamos un Dickens o un Zola, porque nos hace adentrarnos por completo en la historia: no es un libro que nomás se lea «por encimita»; pero también es una obra muy de los días nuestros porque nos lleva por veredas y trechos de la misma forma en que navegamos por la red.

¿Por qué digo que House of Leaves es un libro malvado? No lo digo en su desdoro, al contrario, creo que es un libro que raspa, corta, rasga. El arte debe ser así, debe dejarnos recuerditos en el pecho y en la cabeza. Es una novela de terror muy bien escrita, logradísima. De verdadero espeluzno. Es mi libro malvado favorito, a pesar de que me ha provocado un insomnio terrible y no pocas pesadillas.

¿De qué trata? No les voy a decir nada. No lo voy a quemar: las maravillas deben descubrirse por uno mismo.

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