Por Concha Moreno
Vivimos tiempo de revoltura. Y eso es una fortuna: las redefiniciones dan vida. Muchas veces he pensado que estamos pasando por una adolescencia global. Todos tenemos barros y no sabemos para dónde tira la mula.
Y uno de los cambios más importantes que vivimos son los relacionados al género. ¿Qué es ser mujer, qué es ser hombre? Las mujeres hemos puesto la pauta. De modo valiente, las mujeres, la comunidad LGBTQ, las trans han roto los esquemas, crack crack crack: las estructuras truenan. Un hombre puede tener vagina, una mujer pudo haber nacido con pene.

La bola está en la cancha de los hombres. Es hora de que ellos también se redefinan. ¿Cuáles son los hombres de verdad? Pensaba en esto cuando leía por enésima vez una de mis novelas favoritas: High Fidelity, de Nick Hornby.
Hornby tiene el don de la ligereza y parece que High Fidelity es un simple divertimento, pero lleva curva. Es la historia de un hombre que está buscando su lugar como adulto, en especial en sus relaciones con las mujeres. Publicada en 1992, la novela sigue teniendo una vigencia pasmosa, es como leer una radiografía del género masculino.
Rob, el protagonista, está obsesionado con el rock. «¿Oigo canciones de amor porque soy desgraciado o soy desgraciado porque oigo canciones de amor?» se pregunta en algún momento. Listas de cinco cosas favoritas son el corazón de la trama. Esos top 5 van perfilando al personaje. Rob comienza siendo un tipo muy infantil que no puede ponerse en los zapatos de sus parejas. La novela es un camino a la madurez, a pesar de que el personaje no es un niño. Pero es que la mayor parte de los hombres de la generación X y los millennials se comportan como niños. De ahí la importancia de la novela de Hornby.
Es complicado ser un hombre o una mujer en esta época. Albricias, entremos a la nueva era en la que podamos ser algo más que lo que la biología impone.
