Por Mónica Maristain
Fue en el Festival de Letras de Tepic, junto con la Brigada para Leer en Libertad, un sitio que evoca, como decía Lorena Elizabeth Hernández, su directora, aquellos lugares en donde fuimos felices.
Pensaba que yo iba a dirigir la charla, pero con escritores argentinos no hay manera. Ellos hablan y hablan, lo que es muy bueno, para poder en un escaso tiempo absorber algunas de sus convicciones, de sus pareceres.
Fue en el Festival de Letras de Tepic, junto con la Brigada para Leer en Libertad, un sitio que evoca, como decía Lorena Elizabeth Hernández, su directora, aquellos lugares en donde fuimos felices.
Lorena recuerda el mar, su madre, su amiga, su estudiar y en virtud de Amado Nervo, de Alí Chumacero, ha realizado este Festival que ya va por la quinta edición y que esta vez, debido a la pandemia, se ha hecho en forma digital.
Así que entre Elena Poniatowska y Beatriz Gutiérrez Muller, nos hemos colado para presentar a Hinde Pomeraniec, Gabriela Cabezón Cámara y Hernán Ronsino. No son nuevos escritores, ni tampoco son desconocidos en México, pero en cierto modo son mis autores preferidos porque tienen una pluma maravillosa y su compromiso con la literatura va mucho más allá del mercado. Fue un momento delicioso, de esos encuentros inolvidables, a pesar de las dificultades técnicas y de esos nervios por la noche que ya estaba muy avanzada en la Argentina y por el frío que hacía aquí en México.
QUIÉNES SON LOS ESCRITORES ARGENTINOS
Los escritores argentinos, en una vuelta por Wikipedia y algunos datos propios son Gabriela Cabezón Cámara (San Isidro, 4 de noviembre de 1968) ha publicado cuatro novelas, entre las que destacan La Virgen Cabeza, que la ubicó en el mapa literario continental (en México la dio a conocer NitroPress) y Las aventuras de la China Iron, cuya versión en inglés fue candidata al prestigioso Premio Booker Internacional. Sus otras novelas son Le viste la cara a Dios (2011), publicada en versión novela gráfica como Beya (2013) y Romance de la negra rubia (2014).
Hinde Pomeraniec (Buenos Aires, 1961) Escribió el libro maravilloso Los rusos de Putin y escribe casi todos los días, porque además de escritora es periodista. En su pluma de oro podría hablar de Rusia o de Corrientes o de la lista del almacén, parafraseando a una amiga mía que decía lo bien que escribía el escritor mexicano Álvaro Enrigue.
También escribió Blackie, la dama que hacía hablar al país y conduce en la Radio Nacional, el programa Vidas Prestadas. Pronto conoceremos el libro Las escondidas, donde recupera a las escritoras que quedaron sepultadas en la historia.
Hernán Ronsino nació en 1975 en Chivilcoy, provincia de Buenos Aires, Argentina. Tras mudarse a la ciudad de Buenos Aires, comenzó a escribir cuentos los cuales aparecieron en distintos medios hasta que en 2003 publicó su primer libro, el libro de cuentos Te vomitaré de mi boca. Tras ello, Ronsino siguió escribiendo y publicó las novelas La descomposición (2007), Glaxo (2009) y Lumbre (2013). Les siguieron a esas novelas el libro de ensayos Notas de campo (2017) y la novela Cameron (2018). En México lo edita Almadía.
Comenzamos hablando de esa cualidad que tienen de que van más allá del mercado e Hinde habló primero de Gabriela y Hernán, de los que dijo que “son dos grandes escritores argentinos y que están formando el mapa de la literatura de su generación”.
Ella es más periodista que escritora, su trabajo ahora es para chicos especialmente y sabe muchísimo del tema. “Yo estoy más de los que divulgan los libros de Gabriela y Hernán. De lo que yo hago, que trabajo más en no ficción, no estoy del lado del mercado, pero a todos nos interesa que nos lean”, afirmó.

“La idea del mercado es difícil plantearlo así. Me gusta pensar mi relación concreta con la escritura desde un lugar donde suceden mis novelas. También me gusta pensar la idea del mercado, porque todos estamos en un mercado, pero la idea del mercado imaginariamente tiene varios números, que tiñe un poco la trama de lo que uno hace. Me gusta pensar con perspectiva anacrónica y esa perspectiva anacrónica no es una decisión planificada, sino lo que yo puedo hacer”, dijo Hernán Ronsino.
Gabriela comenzó evocando las cervezas micheladas y los chiles en nogada de Tepic. “Yo, en el contexto de Argentina, hablando de mercado, que siempre suena como una acusación. En mi país viven muy pocos escritores de la literatura. Todos tenemos quince trabajos a la vez. Si eres muy austero puedes vivir tres meses de un premio. Esto que supone el mercado, es como un interrogante. Lo que vende es muy poco”, afirmó.
“En Argentina surgen 10 escritores, 8 son buenos, 5 son buenísimos y dos son excelentes. Apostar al mercado es como apostar a ganarse la lotería. La literatura para mí es la única burbuja que además de contener, libera. Por supuesto que quiero tener lectores en todo el mundo”, agregó.

Tal vez hablar de mercado es esa paranoia de los escritores que fueron apartados durante su desarrollo en Argentina, por citar sólo a algunos a Antonio Di Benedetto, a Héctor Tizón, a Rodolfo Wilcock, esos escritores que no salieron de la universidad de Buenos Aires y que están haciendo la literatura argentina.
“Yo me permito decir aquí que venimos de una circunstancia donde el premio FILBA, lo ganó un muchacho de Buenos Aires, Juan Ignacio Tizano, de una novela que no había leído nadie. De un sello desconocido, de Rosario y una apuesta donde hubo un jurado prestigioso. Nos proponemos eso de ver qué pasa en las provincias. Ya se está dando eso”, dijo Hinde.
“Hay una librería, Salvaje Federal, donde participa Selva Almada, que no vende libros de Buenos Aires y que hoy es un hit. Esos libros antes no llegaban a la capital”, expresa Cabezón Cámara.
“Hay ahora un gran cambio, un modelo que se pone en crisis, no sólo en relación a las provincias, sino que hay un modelo de hace unos 10 años, donde tenemos que incorporar a las editoriales independientes, es un modelo latinoamericano. Se está armando una circulación de autores que no llegan a los grandes grupos, se gestan canales y distribuidoras de libros que permiten una conexión que antes era imposible”, afirma Hernán Ronsino.

“También hay una lógica de los grandes grupos, que es tan rígida, pero al mismo tiempo absurda, que publiques en la Argentina y tu libro no se pueda distribuir en México. Las editoriales más chicas, te pueden aguantar el libro más tiempo”, agrega.
“Una cosa interesante para pensar es la proliferación de pequeñas editoriales que han garantizado la diversidad. Me parece que ahí hay el estallido de un patrón. A mí no me importa dónde se producen, otro patrón que se estrella es el de género. Ahora las mujeres, los trans, la gente que antes no accedía a la publicación. Eso es muy rico y muy hermoso”, dijo Gabriela.
La discusión siguió por preguntarse qué es el libro argentino, en un momento donde dijo Hinde que “no se puede comprar un kilo de tomate”, la delimitación del campo y la ciudad en los libros de Ronsino, la literatura de género de Gabriela Cabezón Cámara, la ficción o la realidad cuando en Latinoamérica vivimos un horror. Ojalá pronto se repita un momento así. ¡Gracias Festival de las Letras de Tepic!
Publicado originalmente en Maremoto Maristain: https://bit.ly/2HiKa3b

Mónica Maristain. Nació en Argentina. Desde el 2000 reside en México. Estudió en la Universidad de Filosofía y Letras. En Argentina dirigió las revistas Cuerpo & Mente en Deportes y La Contumancia. Aquí dirigió la revista Playboy, para todo Latinoamérica. Fue editora de El Universal y editora de Puntos y Comas. Ha publicado muchos libros, entre ellos los de poesía: Drinking Thelonious y Antes. Los dedicados a Roberto Bolaño, entre ellos El hijo de Mister Playa. Prepara su libro sobre Daniel Sada: el hombre que sabía bailar.