¿Por qué México no tiene fiscales heroicos?: Francisco Goldman


Por Mónica Maristain

Luego de ese libraco, salido en 2009, ahora HBO saca el documental El arte del asesinato político: Quién mató al Obispo, una producción dirigida por Paul Taylor, con música de Yann McCullough y una muestra acabada de un documental encabezado por HBO. La calidad y la rigurosidad son símbolos de las películas que transmite esta empresa.

El arte del asesinato político (Anagrama), de Francisco Goldman, es un homenaje a la extensa y dificultosa labor de investigación hasta dar con los asesinos del obispo Juan Gerardi.

Decimos los primeros asesinos, porque por supuesto, hay muchas personas muertas y otros que por la conspiración corrupta no pueden ser acusados.

Lo cierto es que el claro ejemplo de Guatemala, sus fiscales heroicos, su gran lucha por impartir justicia, está en ese libro grandioso, donde Goldman cuenta paso a paso las cosas que se fueron dando hasta llegar al juicio.

El 26 de abril de 1998, el obispo y coordinador de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala, Juan Gerardi, fue asesinado a golpes. Sólo habían pasado dos días desde que presentara las mil seiscientas páginas del informe que documentaba las sistemáticas violaciones de los derechos humanos cometidas por el ejército de Guatemala en la lucha contra la insurgencia que, formalmente, había terminado en 1996. “El horror con nombre y apellidos”, llamaría la prensa local al documento, aludiendo a las más de cincuenta mil víctimas de la guerra civil que identificaba.

Las hipótesis de los investigadores del gobierno, en una investigación que más parecía una farsa, iban desde el crimen pasional entre homosexuales a una red de traficantes de arte sacro, cuyos robos había descubierto Gerardi.

Sin embargo, los héroes de este libro son los jóvenes investigadores de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado que investigaron por su cuenta el asesinato. Su trabajo de detectives condujo a un juicio histórico y a condenas mucho más convincentes.

Luego de ese libraco, salido en 2009, ahora HBO saca el documental El arte del asesinato político: Quién mató al Obispo, una producción dirigida por Paul Taylor, con música de Yann McCullough y una muestra acabada de un documental encabezado por HBO. La calidad y la rigurosidad son símbolos de las películas que transmite esta empresa.

El arte del asesinato político
Foto: Cortesía HBO

«Toda la historia estaba llena de personajes extraordinarios, de personajes muy oscuros, de gente muy compleja. Revela de qué es capaz el ser humano en manera buena y mala, es un retrato de fuerzas oscuras que también son muy humanas”, explicó Francisco Goldman, de 65 años, a la agencia internacional AP.

“Para mí fue tan extraño encontrar alguien tan valiente como el fiscal que estuvo allí investigando, aguantando todo tipo de amenazas. Recuerdo que el día del veredicto vi al fiscal, bajó la ventana de su auto, sacó su mano con el pulgar para arriba y ese día se fue de Guatemala. No volvió hasta años después”, recordó Goldman.

Uno de los personajes centrales de la historia es Ruben Chanax Sontay, testigo del caso. En los días posteriores al crimen el hombre, un presunto indigente que vivía en una calle aledaña a la casa parroquial donde se cometió el asesinato, dijo que había visto a los condenados en la escena del crimen, pero en el juicio en 2001 Chanax Sontay reveló que era miembro de la inteligencia militar, que había sido contratado para vigilar los movimientos de Gerardi y que los militares llegaron a la casa del obispo cuando éste ya había sido asesinado para alterar la escena del crimen, testimonio al que los jueces le dieron valor como prueba.

En junio de 2001 un tribunal encontró culpable al capitán Byron Lima Oliva, a su padre el coronel Byron Lima Estrada y al especialista del ejército Obdulio Villanueva de participar en la muerte de Gerardi y los condenó a 30 años de prisión a cada uno.

El arte del asesinato político
Foto: Cortesía

El tribunal también condenó al sacerdote Mario Orantes, quien compartía la vivienda con Gerardi, a 20 años de prisión por complicidad en el crimen. Años después quedó libre por una reducción en la pena.

Lima Oliva y Villanueva fueron asesinados en prisión y Lima Estrada murió de causas naturales en 2019.

“El documental es del director y de los productores. Obviamente yo colaboré con ellos y lo que creo es que fue fácil para ellos ponerse en contacto con la gente involucrada en el caso. Todos nosotros los que vivimos el caso, somos como una familia. Hemos pasado por tantas épocas y todos hemos compartido momentos de derrota, frustración, peligro, euforia, vindicación. Cómo un caso sigue siendo tan relevante en Guatemala”, dice Francisco Goldman.

El caso terminó bien, es decir, condenando a los culpables, aunque Goldman no cree que haya terminado tan bien.

“La justicia fue parcial. Todo se logró mandar a la cárcel a tres militares involucrados y a un cura cómplice. Había muchos más en la conspiración, el poder militar, el poder narco, algunos ya han muerto, como el presidente Álvaro Arzú, otros están presos por otras causas, como el general Otto Pérez Molina, que fue jefe de inteligencia, que llegó a ser presidente en 2015. Lo importante es que en Guatemala, un país donde no existía la justicia, lograr una justicia parcial es histórico”, afirma.

“Desde entonces, el caso Gerardi ha sido siempre un símbolo de que sí se puede hacer justicia. Es gente que en la mayoría sigue en la primera línea en Guatemala”, agrega.

“Las lecciones son muy importantes. Un arma muy importante que sí sirvió hasta hace poco fue la gran desinformación. A veces pienso que la ultraderecha gringa que apoya a Donald Trump aprendió el asunto de la desinformación de la inteligencia guatemalteca”, dice Goldman.

“Cuando ves Centroamérica y México, creo que Guatemala es el único país que ha armado esta lucha para hacer justicia. Por qué México no es como Guatemala. Ni el Salvador es como Guatemala. ¿Por qué México no tiene fiscales heroicos? Hay muchas razones. El caso Gerardi es como vivir una novela en persona. Tenía a los villanos más complejos, ni siquiera Dostoievski tuvo a un villano tan complejo como era el capital Byron Lima Oliva”, asegura.

“Primero hay un fiscal corrupto, luego un fiscal decente que huye porque tiene miedo y luego un fiscal heroico que se fue el día del juicio. Lo iban a matar. ¿Por qué este señor tiene esta valentía? ¿Por qué la jueza Barrios tiene esa valentía que va al otro día al iniciar el juicio luego de que las bombas estallaran en su jardín? Hay que pensar y analizar todo en términos humanos”, expresa Francisco.

A veces uno piensa que Juan Gerardi fue asesinado por venganza. Él ya había denunciado los delitos de lesa humanidad del gobierno y el ejército, pero Goldman dice que no. “La venganza es un argumento muy pequeño. Este era un crimen muy diseñado, como una obra teatral, para enfrentar la acción de Gerardi contra el ejército. En la Guerra Fría el ejército estuvo protegido por los gringos, ahora no. En la paz, ellos tenían que dar el poder a los civiles y las denuncias de Gerardi podían llevar a juicios a muchos generales. Ellos querían convertir a Guatemala en un país narco. El crimen fue diseñado para mandar un mensaje a todos los activistas de derechos humanos y para desprestigiar al obispo, tratándolo de homosexual, atacando a la iglesia”, informa.

El arte del asesinato político
El obispo Juan Gerardi. Foto: Cortesía

“Siempre me he preguntado por qué en México no. Es tan difícil que entre la ayuda internacional y que es tan importante. El crimen organizado es trasnacional y es casi imposible batallar contra eso, sólo haciéndolo encerrado en tu propio país. Tuvimos la experiencia del Hay Festival, denunciando las desapariciones de Ayotzinapa. Tuvo mucha repercusión y luego lo sacaron. Hasta el propio Andrés Manuel López Obrador se frustra. La justicia no avanza en México”, agrega.

Publicado originalmente en Maremoto Maristain:

https://bit.ly/3io46zL

Mónica Maristain. Nació en Argentina. Desde el 2000 reside en México. Estudió en la Universidad de Filosofía y Letras. En Argentina dirigió las revistas Cuerpo & Mente en Deportes y La Contumancia. Aquí dirigió la revista Playboy, para todo Latinoamérica. Fue editora del Universal y editora de Puntos y Comas. Ha publicado muchos libros, entre ellos los de poesía: Drinking Thelonious y Antes. Los dedicados a Roberto Bolaño, entre ellos El hijo de Mister Playa. Prepara su libro sobre Daniel Sada: el hombre que sabía bailar.

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