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Libros entre caballos y mulas


Por Miguel Ángel Gallo

Nadie se da cuenta al tener un libro en las manos, el esfuerzo, el dolor, la vigilia, la sangre que ha costado. El libro es sin disputa la obra mayor de la humanidad.

Irene Vallejo: Manifiesto por la lectura, Siruela, 2020. 

Acabo de leer un libro sorprendente cuyo tema es la historia de los libros en la antigüedad y que por lo mismo se detiene antes del invento de Gutenberg que revolucionó al mundo de la cultura y a la sociedad en general.

Y este libro maravilloso comienza con unos jinetes que, en tiempos de Ptolomeo van en busca de… ¡libros! La idea del gobernante era formar la biblioteca más fabulosa: la de Alejandría.

Y este libro maravilloso termina con unas mujeres que, montadas en mulas, transportan un gran tesoro en los tiempos de la depresión económica derivada del “crack” de la bolsa de valores en 1929. Ese tesoro está formado por ¡libros! Y su función: llevar el conocimiento a los lugares más apartados del norte de Estados Unidos, tal vez tomando como modelo ¿por qué no?, las misiones culturales de José Vasconcelos.

Los prodigios del ser humano como un animal creador de cultura son narrados por Irene Vallejo, no solo con erudición, sino con una belleza casi poética que denota su amor por las letras.

Y en esto da una lección, una gran lección a muchos investigadores que suponen cierto divorcio entre el conocimiento especializado y un buen estilo literario. 

El historiador español José Enrique Ruiz-Doménec es contundente respecto al tema:

“… no perderé el tiempo en discutir el falso dilema creado por algunos representantes del mundo académico cuando sostienen que la erudición está reñida con la buena escritura; sólo recordaré una vez más que los historiadores influyentes han sido siempre y sin excepción, grandes escritores”.

Ruiz-Doménec cita, entre otros, a Heródoto, Tucídides, Maquiavelo, Voltaire, Huizinga, y yo agrego a Marx, Braudel, Hobsbawm y Carlo Ginzburg.

La idea anterior, se puede generalizar a muchos científicos, sobre todo a los de las ciencias mal llamadas “exactas” o “duras”, que, al despreciar las humanidades, meten en el mismo cajón a la literatura, y con ello, ignoran su conocimiento y su práctica.

Irene Vallejo hace a un lado otro dogma de quienes escriben historia: la narración lineal. Y entonces va de aquí para allá, como Pedro por su casa, haciendo a un lado el pasado “ordenado” de los siglos. 

Irene Vallejo. Foto: La Voz de Galicia

Y lo mismo ocurre con los temas: la lectura como un monopolio e instrumento de dominio de una casta gobernante y sacerdotal, la edificación y el funcionamiento de las grandes bibliotecas de la antigüedad, con todo y el éxodo de los sabios judíos, griegos, bizantinos y posteriormente árabes; la mujer como lectora y como escritora; la destrucción de los libros; la práctica lectora y sus cambios; los diversos soportes de los libros y sus características,  tantos y tantos temas.

Una invitación a la lectura de este maravilloso libro, que nos atrapa desde el título: El infinito en un junto. 

Irene Vallejo: El infinito en un junco. La invención de los libros en el mundo antiguo. Edición en formato digital: septiembre de 2019, Siruela.

Te recomendamos este video en el que conocerás un poco más de Irene Vallejo:

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