Por Mónica Maristain
Sin embargo, los creadores están aquí. Muchas cosas tienen para decir y son el testigo y la palabra de las cosas que sentimos por estos días de infierno. Hoy, en la cola para el banco pensaba, ¿de dónde saco paciencia? ¿de dónde exploro serenidad para aceptar aquello que no puedo cambiar y soñar despierto que alguna vez esto se va a terminar?
Desde que se inició el confinamiento los músicos comenzaron a preguntarse para qué existían. Con la música que había digitalmente, la verdad es que poca gente iba a extrañarlos.
Ese impulso natural que significa hacer música tiene su obligatoriedad en términos de creatividad, pero no necesariamente que tengas un público para ello.
Los seres humanos, eso sí, no podemos vivir sin música y más allá de nuestra solidaridad con los desempleados (la verdad es que el trabajo es algo escaso en todos lados), queríamos ver si había canciones más allá de la pandemia.
Quiero decir: ayer me vi el homenaje a John Lennon de 2001, donde un montón de estrellas cantaron las canciones del beatle, totalmente vigilado por Yoko Ono (en todos los videos aparecía ella, como si Lennon no hubiera tenido una larga y exitosa carrera musical anterior), con la organización del amado Sean y claro, por supuesto que ahí estaba Rufus Wainwright y esa voz de Dave Matthews haciendo “In my life”.
Digamos que en la red hay mucho material como para vivir y morirse escuchando música, pero también es cierto que la vida tiene que seguir incluso más allá de esta cosa estática que tenemos frente a los libros, a las canciones, a las películas. Pareciera que todo está hecho para nosotros y que nada podremos hacer más allá de ser un espectador, un oyente.
Sin embargo, los creadores están aquí. Muchas cosas tienen para decir y son el testigo y la palabra de las cosas que sentimos por estos días de infierno. Hoy, en la cola para el banco pensaba, ¿de dónde saco paciencia? ¿de dónde exploro serenidad para aceptar aquello que no puedo cambiar y soñar despierta que alguna vez esto se va a terminar?
Todo es pasajero. Recuerdo una vez que mi hermana iba a buscar huevos que regalaba el gobierno. Llegaba a la casa y mirábamos lo regalado como si fueran diamantes. Seguramente era el gobierno de Cámpora, luego vino la dictadura, los muertos, los desaparecidos, la Guerra de Malvinas…todo ha pasado, pero sigo mirando los huevos como si fueran piedras preciosas.
En fin, ¿qué canciones recordaremos de la pandemia, teniendo en cuenta que ninguno de nosotros estaba atento ni pendiente de escucharlas?
Recuerdo al principio del confinamiento a Michael Bublé, que había escuchado la canción “Gotta Be Patient,” escrita por los artistas españoles Stay Homas, mientras se encontraba en cuarentena con su familia en Vancouver. Le encantó y de inmediato la compartió en su página de Facebook. La respuesta de los fans fue tan abrumadora que lo inspiró a grabarla con la ayuda de sus amigos Barenaked Ladies y la artista mexicana Sofia Reyes. Lo donado fue todo para la Cruz Roja.
Cada vez que me siento un poco mal, un poco triste, me pongo esa canción y enseguida me cambia el humor. Y con respecto a Stay Homas, todos los que vemos a Andreu Buenafuente ya sabemos quiénes son. Comenzaron a tocar con baldes y cosas que encontraban en el departamento que compartían (minúsculo) en la terraza y si ahora le quisiéramos hacer una entrevista tendríamos que pasar por mil filtros.
Desde Manu Chao hasta Pablo Alborán, una canción en una película, una entrevista de Buenafuente, un disco, todos les pasa a Stay Homas y sus temas reflejan la pandemia, este tiempo en el que estamos todos aterrorizados por el covid, llorando por todos los muertos, pensando si vamos a sobrevivir.
El tema del feminicidio aumentó muchísimo en este año infernal. No había escapatorias para las mujeres que fueron asesinadas por su pareja, por sus parientes, por ese violador que vivía cerca y que muy bien define Karra Elejalde en la película recientemente estrenada en Netflix, Bajo cero.
“En las fiestas del pueblo era la primera vez que íbamos a dejar salir a mi niña, Sole. Estaba muy contenta. Había quedado con todas sus amigas. Toda aquella semana habían estado viniendo a casa, a ensayar un baile que querían hacer. El Nano y su amigo la invitaron a chupitos. Ella nunca ha bebido, no le gusta. No sé cómo la convencieron. La violaron. Primero uno, después el otro. Más tarde, los dos a la vez. Cuando terminaron, empezaron con las colillas, usaron unos alicates, una botella, le hicieron de todo. Todavía estaba viva cuando la ataron a un Renault que habían robado esa misma noche. La arrastraron por el campo durante un buen rato. Hay que tener algo muy mierda en la cabeza para hacerle algo así a una niña de 13 años”, dice el padre al policía y mirando tal vez a nosotros, los espectadores, que a veces no alcanzamos a medir el grado de ensañamiento que hay en un feminicidio.
Precisamente por eso, una canción que escuchamos durante la pandemia fue “Canción sin miedo”, una canción que su autora, Vivir Quintana, canta junto a El Palomar y que se ha convertido en el himno de todas las mujeres de las nuevas generaciones en todo el país.
“Soy esa que te hará pagar las cuentas” resuena en esas voces femeninas y que cantamos cuando queremos salir a la calle, cuando miramos por la ventana, cuando pensamos en un mundo otro, un mundo posible.
Hace siete meses el compositor e intérprete brasileño, a la vez ex ministro de cultura, Gilberto Gil, cumplió 78 años, un acontecimiento que no dejaron pasar sus grandes amigos y grandes artistas como él, que le hicieron este inolvidable video, en donde él mismo participa para decirnos, con esa convicción tan brasileña, “andar con fe”
Nada como esta canción de Natalia Lafourcade y Leonel García, “Hasta la raíz”, un proyecto conjunto entre el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y Playing For Change por el Día Internacional de los Desaparecidos.
Fue grabado en nueve países latinoamericanos con la participación de más de 15 músicos incluidos cantantes como León Gieco, Susana Baca, Silvana Estrada, Nana y Michelle González. También contamos con el talento de extraordinarios músicos e instrumentos latinoamericanos: el rey del acordeón de Colombia, tambores garífunas de Honduras, cavaquinhos de Brasil, guitarras de El Salvador, el cajón de Perú, y la participación de la Orquesta Filarmónica de Guatemala.
Cada día decenas de personas desaparecen en América Latina por diversas causas, entre las que se encuentran conflicto armados, violencia, desastres naturales, durante la ruta migratoria, entre otras. Muchas familias esperan noticias de sus seres queridos desde hace más de 20 años. Juntos, y a través de la música, queremos expresar nuestra solidaridad a aquellos que enfrentan el sentimiento profundo y universal de perder a alguien querido. Las familias de los desaparecidos no pararán de buscar, a pesar de pandemias y otras adversidades, ni nosotros de ayudarlos.
Aquí seguimos, con mucha fe, con canciones que nos acompañan, con nuestros músicos.
Publicado originalmente en Maremoto Maristain:

Mónica Maristain. Nació en Argentina. Desde el 2000 reside en México. Estudió en la Universidad de Filosofía y Letras. En Argentina dirigió las revistas Cuerpo & Mente en Deportes y La Contumancia. Aquí dirigió la revista Playboy, para todo Latinoamérica. Fue editora del Universal y editora de Puntos y Comas. Ha publicado muchos libros, entre ellos los de poesía: Drinking Thelonious y Antes. Los dedicados a Roberto Bolaño, entre ellos El hijo de Mister Playa. Prepara su libro sobre Daniel Sada: el hombre que sabía bailar.
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