Si una chica “consiente” no hay violación ni abuso. El consentimiento, de Vanessa Springora


Por Mónica Maristain

Con trece años, Vanessa Springora conoce a Gabriel Matzneff, un apasionado escritor treinta y seis años mayor que ella, tras cuyo prestigio y carisma se esconde un depredador. Después de un meticuloso cortejo, la adolescente se entrega a él en cuerpo y alma, cegada por el amor e ignorante de que sus relaciones con menores llevan años nutriendo su producción literaria.

El libro salió hace un año, no lo había leído y ahora una cosa me llamó la atención, que la poeta y periodista Karen Villeda lo citara para demostrar el grado de machismo, del patriarcado, de Emil Cioran (1911-1995).

Yo, que soy una coleccionista de este filósofo rumano apropiador (si se puede decir así) del nihilismo, que durante una época todos los días leía una frase o un aforismo de él para levantarme, me costaba pensar en que una mente tan cerrada, tan discriminadora, podía vivir dentro de él.

“G.es un artista, un grandísimo escritor, algún día el mundo se dará cuenta. O quizá no, ¿quién sabe? Usted lo ama y debe aceptar su personalidad. G. nunca cambiará. Es un inmenso honor que la haya elegido. Su papel es acompañarlo en el camino de la creación y también doblegarse a sus caprichos. ¿Sabe que la esposa de Tolstói se pasaba el día mecanografiando lo que su marido escribía a mano y corrigiendo incansablemente el más mínimo error con absoluta abnegación? El amor que la mujer de un artista debe dar a su amado tiene que ser sacrificado y oblativo.

-Pero, Emil, me miente todo el tiempo

–¡La mentira es la literatura, querida amiga! ¿No lo sabía?”

El consentimiento
La literatura es la mentira, le dijo Cioran a una niña de 14 años. Foto: Cortesía

Obvio que al leer este fragmento enseguida fui a ver el libro y es un trabajo que se lee de una sentada, probablemente porque la escritora, Vanessa Springora lo escribió también así.

Con trece años, Vanessa Springora conoce a Gabriel Matzneff, un apasionado escritor treinta y seis años mayor que ella, tras cuyo prestigio y carisma se esconde un depredador. Después de un meticuloso cortejo, la adolescente se entrega a él en cuerpo y alma, cegada por el amor e ignorante de que sus relaciones con menores llevan años nutriendo su producción literaria.

Más de treinta años después de los hechos, Springora narra de forma lúcida y fulgurante esta historia de amor y perversión y la ambigüedad de su propio consentimiento.

El consentimiento
Gabriel Matzneff, el depredador. Foto: Cortesía

El caso Matzneff (hoy tiene 84 años) cuestiona a la intelectualidad francesa y a una sociedad obnubilada por el talento y la celebridad, dice la sinopsis, la descripción de lo que hoy vemos como un depredador que refleja a la sociedad qué piensa sobre la mujer y sobre el sexo.

Hace poco reflexionaba sobre lo que era ser una usina de bebés para muchos estamentos sociales. Lo pensaba en términos de un casting que equivocó la edad de una mujer para hacerla “floreciente” y que se mostrara embarazada, en un mundo donde la única edad que se valora es “la juventud” y con ello la posibilidad de ser madre.

También, en la entrevista a Lorena Wolffer, ella decía algo como el pensamiento normativo, esa cosa de ser mujer u hombre y no absorber ninguna de las otras variantes que ofrece una persona y con ello la desaparición y el rechazo a quien “no se mantenga dentro de la norma”.

ES INCOMPRENSIBLE E INADMISIBLE LA POSTURA DE LAS TERFS: LORENA WOLFFER

Vanessa Springora escribe en El consentimiento que “¿Todas las chicas un poco ‘literarias’ escriben de la misma manera”. Lo hace en un momento que empieza a ver precisamente su confianza en paradigmas falsos, tal vez guiada por la carencia de afecto y de apoyo de sus padres: “la carencia de amor como una sed de yonqui que no mira la calidad del producto que le suministran y se inyecta su dosis letal con la certeza de estar haciéndolo bien. Con alivio, gratitud y felicidad”, dice.

En los momentos de la adolescencia, vayamos todos a ese momento, no juzguemos con la razón de ahora, todo es “alivio, gratitud y felicidad”. Alguien que nos mira, alguien que nos hace caso, alguien que nos hace pensar como si tuviéramos 50 años, que son los que tiene el escritor Gabriel Matzneff en el momento del relato de Vanessa, ahora olvidado por la cultura francesa en donde alguna vez fue rey.

Con mi libro he querido confirmar que no era un mitómano, que lo que contaba era real. Hizo un enorme daño a niños.

Vanessa Springora

Durante décadas, fue homenajeado por escribir y hablar abiertamente acerca de acosar adolescentes afuera de las escuelas en París y tener contacto sexual con chicos de 8 años en Filipinas; hoy se pasea como “un muerto viviente”.

“Desde su escondite en la Riviera italiana Matzneff descartó las acusaciones en su contra. ¿Quiénes son ellos para juzgar?”, dijo. “Estas asociaciones de virtuosos, ¿cómo duermen? ¿Qué hacen en la cama y con quién se acuestan? ¿Y sus deseos secretos y reprimidos?”, le dijo al periodista Norimitsu Onishi, del The New York Times.

El consentimiento es un libro muy duro. Los crímenes de esa época, hace 30 años, ya han prescripto, pero el relato establece lo fácil que es para un adulto seducir a un adolescente.

¿Qué es eso del “consentimiento” que ha dejado libres a muchos depredadores y que hoy mismo si una chica “consiente” no hay violación ni abuso?

Para someter hay que hacer que el otro piense como nosotros. ¿Cuántas de estas personas, si eres mujer, conociste cuando eras precisamente adolescente?

“Estás loca, no sabes disfrutar del momento, como todas las mujeres, por lo demás. Ninguna mujer es capaz de disfrutar el momento, parece que lo llevéis en los genes. Sois unas insatisfechas crónicas, siempre prisioneras de vuestra histeria”.

“No… no sé, es una noche muy especial, quería estar guapa para ti, para complacerte…

—¿Y qué te hace pensar que me gustas así, toda pintarrajeada? Quieres parecer una “mujer”, ¿verdad?

—No, G., solo quería estar guapa para ti, nada más.

—Pero me gustas al natural, ¿no lo entiendes? No necesitas hacer esas cosas. Así no me gustas.”

“Es un libro escrito, en primer lugar, para mí. Un libro que llevaba en mi interior casi 30 años. Cuando tuve un hijo, me di cuenta de que lo que yo percibía como ser un adulto a los 14 años no era real, yo no era adulta entonces. Me di cuenta de lo fácil que le es a un adulto o a cualquier figura de autoridad seducir a un menor. Era una presa fácil. Eso despertó en mí el deseo de escribir”, dijo Vanessa Springora durante la presentación de su libro.

El consentimiento
Es un libro escrito, en primer lugar, para mí. Un libro que llevaba en mi interior casi 30 años, dice Vanessa Springora. Foto: Cortesía

“Creo que a los franceses les costaba creer que detrás de esas páginas hubiera personajes reales. Nadie trató de encontrar la verdad detrás de sus escritos, pensaron que era una invención. Con mi libro he querido confirmar que no era un mitómano, que lo que contaba era real. Hizo un daño enorme a niños”, agrega.

“En los últimos 30 años, las costumbres han cambiado. Hoy los adolescentes son más precoces. No hay que criminalizar una relación entre un adolescente de 15 años y un joven de 20. No estoy segura de que haya que fijar un umbral. Ahora bien, el hecho de que uno consienta puede hacer que la víctima se sienta culpable por haber consentido. Habría que ver la diferencia de edad, la posición del adulto con respecto al menor y la posición de autoridad, por ejemplo, si es un profesor. Eso es lo que tiene que analizar un juez”, expresa.

A nosotros nos queda el libro, editado por Lumen, y la reflexión en torno a lo que en nuestra sociedad se considera como “normal y legal”. Como dice la autora “no hay nada más destructivo en la vida que el silencio”.

“No se puede comparar a Nabokov, autor de Lolita, con Matzneff en absoluto. Nabokov es un novelista extraordinario que mostró por primera vez en la literatura a un pedófilo. Es importante que estos personajes también se puedan ver para poder comprender. Para mí, Nabokov condena la figura del pedófilo, no fue condescendiente con él. Reconoce que ha destrozado la vida de Lolita. Pero Matzneff no”, concluye.

Publicado originalmente en Maremoto Maristain:
https://bit.ly/3rOjA3U

Mónica Maristain. Nació en Argentina. Desde el 2000 reside en México. Estudió en la Universidad de Filosofía y Letras. En Argentina dirigió las revistas Cuerpo & Mente en Deportes y La Contumancia. Aquí dirigió la revista Playboy, para todo Latinoamérica. Fue editora del Universal y editora de Puntos y Comas. Ha publicado muchos libros, entre ellos los de poesía: Drinking Thelonious y Antes. Los dedicados a Roberto Bolaño, entre ellos El hijo de Mister Playa. Prepara su libro sobre Daniel Sada: el hombre que sabía bailar.

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