Por Irma Gallo
En UANLeer 2021, Leila Guerriero, Martín Caparrós y Juan Villoro, que fueron jurados del Premio Anagrama de Crónica Sergio González Rodríguez, conversaron en torno a este galardón y al estado de la crónica en los países de América Latina, moderados por Felipe Restrepo Pombo
Tres de los más grandes cronistas latinoamericanos: Juan Villoro, Leila Guerriero y Martín Caparrós, coincidieron en la importancia de buscar nuevas historias que narrar desde la crónica en América Latina.

A propósito de que este año el Premio Anagrama de Crónica Sergio González Rodríguez que entregan la editorial española y la Universidad Autónoma de Nuevo León se declaró desierto, Leila Guerriero comentó que uno de los mayores problemas que pudieron ver como jurado fue que «es muy difícil para un periodista, a pesar de que los latinoamericanos estamos muy habituados a hacer las cosas cuando todo parece indicar que no se pueden hacer, es muy difícil llevar un proyecto de investigación, de reporteo, de trabajo de campo para un libro y apartar tiempo para la escritura en medio de los múltiples trabajos que hacen, que hacemos todos. Me parece que eso puede influir».
«Mi esperanza con este premio es que me gustaría que fuera un lugar en el que pudiéramos leer voces nuevas, no tan instaladas, que sea un lugar al que uno quiere llegar».
Leila Guerriero

La autora de Una historia sencilla reconoció también que fue un año muy difícil para los periodistas, por el hecho de no poder moverse:
«El movimiento primario, que está en toda ficción, que es ir a ver, después venir y contar… ese ir a ver sé dificultó muchísimo», dijo.
Ante la pregunta de Restrepo Pombo de si todavía hay cierta ambigüedad con respecto a qué es la crónica, Martín Caparrós respondió que en principio él está a favor de los géneros que no se entienden bien.
«Creo que eso es lo que vale la pena buscar: confundir tu propio género, encontrar formas de que lo que escribas no sea fácilmente encasillable en un género. Eso para mí no es una preocupación. Pero hay dos que tres baremos que debemos tener claros», advirtió el autor de El hambre, «estamos hablando de no ficción, eso es obvio, y se supone que no estamos hablando de relatos excesivamente autobiográficos, intimistas o así, porque ahí sí es claramente otro género. Pero entre un relato que es muy estricto en cuanto a narrar lo que se está viendo sin agregar demasiada reflexión y otro en el cual eso que se está viendo puede servir como pie para pensar ciertos problemas, para analizarlos y demás; entre un relato que está contado con una prosa, ¿cómo decirlo?, lo más austera posible y uno que se permite incluir sectores, no sé, en verso, hay un espacio amplísimo de aquello que podría ser presentado a este premio».

«Entonces», continuó, «no me parece que salvados los dos o tres baremos iniciales: que no sea ficción, que no sea un diario personal, todo lo demás vale».
En cuanto al contenido de los libros que se presentan a concursar por este premio, Caparrós opinó que si alguno incluye materiales reelaborados, que ya fueron publicados, no deberían ser descalificados. «Cuando se dice inédito, yo creo que no se trata de que cada línea del texto sea inédita, sino de que el trabajo como conjunto lo sea».
Por su parte, Juan Villoro resaltó la importancia de una oportunidad como ésta para que los cronistas puedan publicar un trabajo de largo aliento.
«Constantemente nos quejamos de que no hay suficientes espacios para las crónicas largas. Los periódicos, lo sabemos, se han adelgazado mucho, tratan de imitar a las páginas web por medio a sus propios recursos y publican textos progresivamente cortos», dijo.
Ante esta jibarización de muchos medios la oportunidad de publicar un libro es una aventura narrativa extraordinaria.
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«Con respecto a la definición del género», continuó el autor de El vértigo horizontal, «es que estará siempre por definirse, como todo género que valga la pena. Si pensamos en la novela, empieza la novela moderna con Cervantes como un género sin género. Un género polémico respecto a sí mismo que se pone en duda, que incluye otras novelas, que los personajes no solamente son seres de ficción sino de metaficción porque se discuten a sí mismos en la segunda parte del libro. Si la novela nace con estas características, creo que la crónica también las tiene», dijo.
Lo que hemos visto en las mejores crónicas es el periodismo narrativo.
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En cuanto a la calidad de los textos que conformarán el libro, Leila Guerriero fue definitiva:
«Que cada crónica tenga la voluntad de ser un texto gigante. No pueden ser las 10 entrevistas que le hice a los cinco chefs de América Latina, una cosa de pregunta y respuesta; nada. Tiene que haber una voluntad de una calidad de escritura suprema a a partir de que cada texto sea sumamente contundente», afirmó.
Para Villoro, el premio debe otorgarse a un texto que además de bien documentado, esté bien escrito.
«La realidad del periodismo escrito no está en los hechos; está en la página. Y esto, que es una obviedad enorme, es olvidado por muchísimos colegas que incluso se precian, por ejemplo, de no leer, porque ellos lo que quieren es encontrar la fuente de la noticia, tener suficientes informantes pero no están leyendo, por decir algo, poesía», dijo el autor de El ojo en la nuca.
Finalmente, los tres cronistas coincidieron en que también debe haber más variedad en los temas que tocan los periodistas hoy en día:
«Yo también soy editora y cuando recibo propuestas y el 90% de las propuestas es con gente muerta o asesinos o asesinados, o guerras o conflictos. Me parece super noble, quiero aclarar, me parece que hay que ocuparse de esas periferias, de esos márgenes», dijo Leila Guerriero, «pero los márgenes también son las clases altas».
La clase alta es la zona más periférica y marginal del mundo para los que no pertenecemos a ella.
Leila Guerriero
«Hay que encontrar maneras. ¿cómo hacemos para contar lo cotidiano que no produce explosiones ni efluvios de sangre ni cosas por el estilo?», se preguntó Martín Caparrós. «Es más difícil, pero a mí me parece que es necesario buscar esas maneras y yo estaría muy dispuesto —lo dijo así, bajito, para que nadie se entere— a darle este premio el año que viene a gente que está buscando esas formas de contar cómo se vive en América Latina, no sólo cómo se muere», concluyó.
Aquí puedes ver la charla completa entre Caparrós, Guerreiro, Villoro y Restrepo:
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