La del exilio, una tradición que México conserva: Laura Restrepo


«Diáspora, literatura y exilio», fue el título de la charla entre Gioconda Belli y Laura Restrepo, en el marco de #UANLeer2021 en colaboración con el festival Centroamérica cuenta

Por Irma Gallo

Fue una conversación entrañable, en la que afloraron los recuerdos y las nostalgias, pero donde también se miró al presente para intentar tomar lo mejor de él; en la que se rió mucho y se sonrió ante el futuro, con todo y lo incierto que parece ahora, en medio de una pandemia que no tiene fin.

Alexandra Ortiz Wallner, quien moderó la mesa, comenzó planteando la pregunta de desde dónde las dos escritoras, la nicaragüense Gioconda Belli y la colombiana Laura Restrepo, piensan, conciben el exilio.

«El primer exilio que viví y del que me acuerdo más fue un exilio político», respondió Gioconda Belli. «Yo tenía 27 años y fue muy duro, porque tuve que salir de Nicaragua cuando capturaron a un compañero que trabajaba muy cerca mío. Entonces me dijeron ‘te tenés que ir porque sos la próxima’. Yo estaba en ese momento trabajando con el Frente Sandinista de Liberación Nacional en la guerrilla urbana. Estábamos preparándonos para hacer acciones», dijo.

Me tuve que ir un 20 de diciembre. Yo tenía dos niñas pequeñas; me acuerdo que tenía el árbol de Navidad en mi casa.

«Yo sabía que iba a ir a México, porque me habían regalado un pasaje, pero no sabía dónde iba a estar, si iba a regresar o no», dijo la autora de El país bajo mi piel. Memorias de amor y de guerra.

Gioconda Belli

«Estuve en México cinco meses y después me fui a Costa Rica. Entonces, recuerdo el exilio como una experiencia sumamente desgarradora porque dejas todo. Me tardé siete meses en volver a ver a mis hijas. Y fue muy duro porque mi marido me dijo que me iba a demandar por abandono de hogar», dijo la escritora.

Gioconda Belli rió cuando recordó qué sucedió después, y lo narró con tono divertido:

«Pero les voy a contar esta anécdota porque me siento muy orgullosa: llegó un momento en el que, cuando no me iban a mandar a mis hijas, me acordé que él me había dado dinero para el Frente Sandinista y me había dado una pistola, pero él era bien apático. Entonces le dije: ‘mira, si no me mandás a mis hijas yo me voy para Nicaragua, porque prefiero que piensen que estoy presa a que las dejé. Y lo primero que les voy a decir cuando me interroguen los de Seguridad es que vos me diste una pistola y me diste dinero’. Entonces, se murió de miedo y a la semana yo tenía a mis hijas en Costa Rica», contó.

La escritora nicaragüense dijo también que la pandemia ha sido una especie de exilio.

Por su parte, Laura Restrepo, narró que en una de las muchas guerras que ha tenido Colombia ella era negociadora de paz con uno de los grupos insurgentes y tuvo que salir a México.

«Y aquí valga la pena mencionar la gran tradición de acogida que tiene México —también Gioconda fue a parar a México—».

No es casual; es una larga tradición que México conserva. No solamente de recibir gente que está en apuros y que necesita un refugio por razones de vida o muerte, sino que además, una vez en México es posible hacer una vida.

Laura Restrepo

Laura Restrepo

«El exilio también es como una especie de isla», continuó Restrepo, «porque allá los colombianos empezamos a llegar por montones a medida que la situación se ponía muy crítica en Colombia. Pero también estaban todos los exilios anteriores: el de los nicas, el de los argentinos, de los brasileños, de los chilenos, y de alguna manera se conforma una especie de microcosmos ahí, dentro de la propia realidad de gente que está en el exilio. Y es una forma de estar y no estar, porque como decía Gioconda tienes el cuerpo en un lado pero sigues con el corazón vinculado al país que dejaste atrás».

La primera novela que escribió Restrepo durante su exilio en México fue La isla de la pasión, que narra las peripecias de un grupo de 60 náufragos en la isla de Clipperton a principios del siglo XX, una historia poco conocida aún en nuestro país. Esta escritura «fue una forma de recobrar a México y de irlo recorriendo pueblo por pueblo», dijo, y agregó que representó una manera de arraigarse en estas tierras.

Para Gioconda Belli, el refugio fue la poesía. Empezó a escribir y encontró poetas que la adoptaron, como Efraín Huerta, que le dio trabajo (Belli le pasó en limpio uno de sus libros).

La autora de La mujer habitada recordó la solidaridad extraordinaria que había en México hacia el movimiento sandinista, pero también cómo le angustiaba la gran ciudad.

En cuanto a su paso por Estados Unidos, Belli dijo que le tenía mucho rencor al país porque había tenido que salir de Nicaragua por la guerra de los contras, pero sí le sirvió para escribir porque tuvo tiempo y facilidad para investigar.

Las escritoras en la charla de la UANLeer

El idioma significó otro exilio para Gioconda en Estados Unidos.

Mi patria era el español; era donde yo me sentía yo.

Después de leer unos datos de la ACNUR, según los cuales 40% de la población desplazada en el mundo son niños, Gioconda Belli contó que de Nicaragua salieron 80 mil personas al exilio en 2018 por la insurrección contra Daniel Ortega.

«Somos personas que nos movemos, y el mundo está compuesto de todas estas cosas que nos han pasado y que han forzado a personas a moverse y esas personas han ido a enriquecer otras culturas», dijo, y puso como ejemplo al exilio español en México.

«En México», dijo Gioconda Belli, «uno se sentía ciudadano del mundo», y Laura Restrepo agregó que en el país se percibía el interés por la situación de los otros pueblos del mundo.

La pandemia: el otro exilio

Ambas escritoras estuvieron de acuerdo en que la pandemia ha sido otro exilio. «Una especie de exilio interior», lo llamó Restrepo. «Ha sido la exploración del territorio de la intimidad, quizá mucho menos desarrollado en la literatura latinoamericana que lo que puede ser la épica o el recuento de aventuras externas», dijo.

Gioconda Belli dijo que la pandemia ha representado para ella, primero, todo un periodo de silencio muy grande, aunque también distraído por la situación actual que atraviesa Nicaragua.

Tengo un poema que dice: vos sos mi hombre con nombre de mujer, porque realmente tengo un amor por este país que es demasiado ya.

Gioconda Belli

Durante estos meses de encierro, Belli hizo un libro de poesía con algunos poemas que ya tenía. Se llama El pez rojo que nos nada en el pecho. Está escribiendo una novela, aunque confiesa que «le tiene mucho miedo».

También dijo que ya «llegó a su tope» en el encierro, «y eso que me gusta el encierro, me gusta la soledad, pero sí me hace falta la conversa, los amigos, la sensación de libertad, que ya la perdimos. Ahora tenemos una libertad condicionada».

Para Laura Restrepo, una de las cosas buenas que ha tenido esta época «profundamente difícil para toda la humanidad» es que ese tener que volcarse hacia adentro ha provocado que la gente mire a la gente que vive con ella, y a conocerla a la mejor por primera vez, y a leer.

Los libros se han convertido en un recurso indispensable. Cada libro es un mundo abierto que te invita a un viaje, a un lugar, a una época distinta.

Laura Restrepo

Si quieres ver la charla completa entre Laura Restrepo y Gioconda Belli, dale click aquí:

https://fb.watch/4lh7BI5_4W/

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