Por Concha Moreno
Cuando Louise Erdrich nació, su sino fue leído: sería la niña que narra. En su nación, la tribu ojibwe, Erdrich es respetada como una voz que ha llevado las tradiciones, los personajes y los sufrimientos de los nativos americanos fuera de las reservaciones.
Y es que en Estados Unidos (en el mundo, carajo) ser indio sigue siendo un tabú. ¿Qué se sabe de las reservaciones? Dos cosas: que los indios se emborrachan y que tienen casinos. Cuando un personaje nativo americano aparece en una película, siempre es una especie de tótem sin vida interna discernible, sin fallas y con virtudes superficiales.
Lousie Erdrich ha ayudado a cambiar eso. La escritora, que hace un par de días se llevó el Pulitzer de literatura de ficción, es una de las voces narrativas más poderosas de Estados Unidos. Lo divertido es que no es nada famosa. Y eso que también se llevó el National Book Award hace 6 años por su excelente novela The Round House. Pues así es: Erdrich, la multigalardonada, sigue atendiendo su librería en Minneapolis personalmente.

Louise Erdrich en su librería Birchbark Books. © Ackerman + Gruber
He leído casi todo lo que ha publicado. Mi admiración, debo confesarlo, nació del rencor. En 2012 mi adorado Junot Díaz era finalista al National Book Award por This Is How You Lose Her. Según varios críticos, Junot iba en caballo de hacienda. Albricias, mi ídolo iba a ganar por una novela a la que yo le había dado una reseña fulgurante. Y miren, se lo llevó Erdrich. Me dio un coraje.
Picada mi curiosidad, me leí The Round House y mi asombro crecía párrafo tras párrafo. Ah, qué novela tan bien escrita: una reservación india, una violación que cambia el equilibro de la vida diaria y un grupo de niños detectives que se encontrarán con lo indecible. Esa tal Louise Erdrich es mejor escritora que uno montón de hombres celebrados a morir. Y sí, The Round House es mejor novela que Oscar Wao.

Erdrich escribe sus libros en conjuntos. No es que sean series tradicionales per se, en las que se repiten personajes y tramas. Son más bien grupos de novelas que comparten temas y referencias. Me encanta la trilogía que conforman The Plague of Doves, The Round House y LaRose, en especial esta última sobre dos familias que tienen que sobrevivir a la muerte accidental de un niño. En las tres los personajes son llevados a extremos de la violencia, una violencia cuyas consecuencias cambian el curso de la vida, pero que pronto se convierte ese duelo en cotidianidad. Se busca justicia, pero también silenciar a las víctimas para seguir adelante. Ese modo en que se acepta que una tragedia ocupa poco espacio en el flujo insondable de la vida.
De todos los libros que le he leído a Erdich, mi favorito es The Master Butchers Singing Club, una novela que indaga en la otra herencia de la escritora: su origen como nieta de inmigrantes alemanes. Es una saga familiar divertidísima que trata de temas como la asimilación, la guerra y las maldiciones y buenaventuras que descienden de padres a hijos a nietos. Es una novela para perderse en ella. Se llora y se ríe con ella. Se llena el pecho de historia que quieres compartir con quien te quiera oír.

El Pulitzer de este año por The Night Watchman (que no he leído, pero ya está en mi carrito de Amazon) es de lo más justo, no sé si por este libro en particular, pero sí por la trayectoria de la escritora. A Erdrich se le había escapado ese premio con The Round House y The Plague of Doves. Que sea este premio una forma de que los lectores de todo el mundo se vuelquen sobre la literatura de Louise. Erdrich está traducida el español y casi todos están disponibles en la colección Nuevos Tiempos de la editorial Siruela.
Pero no quiero que doña Louise se vuelva una celebridad: tengo antes que ir a su librería y pedirle que me firme todos sus libros y sea mi amiga.

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