Por Concha Moreno
Normalmente no empiezo otro libro el día que termino uno. Soy muy dada a ese tipo de pequeños gestos grandilocuentes (nótese el oxímoron), es un acto de respeto al libro terminado y también para el libro nuevo: mi imaginación es toda para cada uno de ellos.
Pero este fin de año me guardaré mis rituales obsesivo-compulsivos porque he decidido entrarle al reto del #Guadalupe Reinas. ¿Qué es? Un maratón de lectura al que convoca el grupo @librosb4Tipos (síganlas en Twitter; son muy divertidas). Día tras día hay que leer libros, casi empezarlos y terminarlos en un santiamén y abrir otro de nuevo y leer leer leer.
El maratón tiene que realizarse entre el 12 de diciembre y el día de reyes, en vez de embriagarte hasta olvidar tu apellido, mejor leer. Ahora, yo me embriago y leo, que es divertido. ¿Cuál es la vuelta de tuerca del #GuadalupeReinas? Que hay que leer a puras autoras. Es un acto subversivo, sí, pero también gozoso. Es importante notar esto: cuando es rebelde leer a mujeres, se acentúa la importancia del reto. Necesitamos la voz de las mujeres en primera fila del coro, necesitamos leerlas a ellas que son nosotras mismas.
En otra entrada de La libreta he contado que mi tendencia ideológica ha sido siempre de leer «cñores» gringos y que no suelo hacer distingo si el libro es escrito por hombre o mujer. Bueno, eso es falso: tengo muchos prejuicios contra la literatura escrita por mujeres. Siempre pienso que va a ser cursi o que será eminentemente «femenina» y yo soy más bien una tomboy.
Pero esas impresiones han cambiado con el tiempo, cada vez me fascina más leer a mujeres. Gracias a amigas como Irma Gallo y Lucía Melgar he conocido a grandes autoras que definitivamente me hablan de cerca. Pero me falta tanto por explorar, soy muy ignorante de la literatura escrita por mujeres y por eso he asumido el reto, con ánimo de conocer y reconocerme.
Hay una lista de consignas, es decir, de sugerencias para leer durante el #GuadalupeReinas. Hay unas propuestas colectivas, como leer un libro que las @Librosb4Tipos harán como en una suerte de book club. Las hay intelectuales: leer un libro de filosofía, historia o crítica. Otras son nostálgicas o evocativas: relectura de un libro favorito o un libro que te recuerde a una de tus mujeres favoritas. Y otras son muy divertidas: leer fanfic, a una autora con la que compartas signo zodiacal o una historia que se haya convertido en serie, anime o película.
Como soy una lectora lenta, elegí pocos libros, solo cinco. Les paso la lista por si alguien (hombre o mujer, que el maratón, así lo asumo yo, es para quien quiera entrarle) quiere leer conmigo y comentarlos en Twitter. Mi cuenta es @MakomotoS.

Texto en formato no tradicional. Yo elegí un cómic, una novela gráfica: Fun Home, de Alison Bechdel. Este fue mi libro de arranque, me lo leí completo en la madrugada entre el 12 y el 13 de diciembre. Wow, me dejó con un hoyito en el corazón. Bechdel escribe y dibuja sus recuerdos de crecer en un pequeño pueblo de Pensilvania en los años setenta, con unos padres más bien lejanos, en especial su padre, un hombre obsesionado con los detalles más nimios de su casa, una construcción antigua, pero no con darles cariño a sus hijos. En las viñetas de Fun Home nadie sonríe. Hay un secreto que Alison y su padre comparten. No se los quemo: lean Fun Home cuanto antes, por favor. Si son melómanos, busquen la versión Broadway en YouTube. Fun Home, en su adaptación al musical, se arrasó con los Tony Awards hacer unos años.

Libros que te recuerdan a una de tus mujeres favoritas. Mi elección: La dimensión desconocida, de Nona Fernández. Reciente nominada al National Book Award, La dimensión desconocida me tomó por sorpresa. Hice trampa: la empecé antes del 12 de diciembre, pero la terminé recién como mi segundo libro del reto. Me recuerda mucho a mi amiga y profesora Lucía Melgar, me pareció perfecto para los cursos de política y literatura que Lucía me dio en el ITAM. Este recuento de escenas de la dictadura chilena me dejó con la impresión de que a Latinoamérica le falta mucho que caminar para recuperarse de los gobiernos de terror del siglo XX. Fernández es una escritora que cuenta escenas desgarradoras con una simpleza que no adorna el dolor, deja que le llegue al lector en estado puro y duro, en eso me recuerda al periodismos de Leila Guerriero. Quiero leer más a Nona.

Libro de autora disidente. No sé qué tan disidente sea leer a una española blanca, pero me pareció interesante entrarle a Panza de burro, de Andrea Abreu, por dos razones que me dislocan: es una mujer mucho más joven que yo (ella nació en 1995, yo en 1983) y es de un pueblo pequeño en la Canarias, y el libro es un homenaje al habla de su terruño. Este apenas lo estoy comenzando, justo el mismo día en que terminé La dimensión desconocida. Mi impresión por encima: tiene una oralidad que no sé si soportaré, espero que no me acabe sonando a traducción de Bukowski en Anagrama. Ya veremos.

Libro de historia. Otra trampa: he decidido que la crónica califica como historia en primera fila. Voy a leer Huaco retrato, de la periodista peruana Gabriela Wiener. A Wiener ya le he leído antes (recomiendo con entusiasmo Nueve lunas, su exploración del embarazo, y Sexografías, sus aventuras, en primerísima persona, con el sexo). Huaco retrato es un recorrido de su propia familia a partir de el antepasado Charles Wiener, un explorador europeo que hizo de Perú su propio zoológico y gabinete de novedades. Wiener se encuentra a sí misma involucrada en esta historia de crímenes racistas que todavía, dos siglos después, la alcanzan. Apenas llevo unas páginas y ya estoy enamorada.

Relectura de uno de tus libros favoritos. The Little Friend, de Donna Tartt. La señora Tartt es una de esas artistas esquivas que aparecen cada diez, quince años con una nueva obra que resulta ser una joya. Si leyeron The Goldfinch, su novela más reciente, sabrán que es de escritura milimétrica, dickensiana, muy satisfactoria para clavarse en ella durante estos días de frío, chocolatito y cobijas (les aseguro que es mejor que ver Netflix). The Little Friend es un clásico contemporáneo del género del gótico sureño, esas historias macabras que son endémicas de ese territorio diabólico que es el sur estadounidense. Comienza con la muerte de un niño, una casa antigua y una familia aristocrática y racista que tiene que negociar con fantasmas. No sé si me dará tiempo de leerla completa antes de que termine el #GuadalupeReinas, pero lo intentaré.
En fin, serán días de mucha lectura. Por cierto, esta columnista se tomará una pausa navideña (pero seguiré platicando en Twitter sobre mi #GuadalupeReinas). Nos leemos en enero. Feliz año nuevo a todos.
Deja una respuesta