Entran Colm Tóibín y Thomas Mann a un bar…


Por Concha Moreno

Este fin de año me dediqué a leer, solo a leer. Fue glorioso, solo habría sido mejor si estuviera nevando y yo estuviera frente a una chimenea con una copa de vino, disculpen el lugar común. Leí tanto que tengo que organizar mis textos para La libreta para el próximo mes y quiero contarles de todo. Soy un desastre. La crítica y autora Nora de la Cruz (@interior403; búsquenla también en YouTube) recomienda hacer planes de lectura para que uno no acabe lleno de libros a medias y libros que se quedan meses, ¡años!, en el librero de los «sin leer». Propósito de año nuevo, Concha.

Como les había contado en mi última entrada del año, le entré al reto #GuadalupeReinas. He descubierto autoras maravillosas y también he conocido algunas decepciones. Pero de eso ya les hablaré la semana que viene.

Entre libros de autoras comencé a leer a dos hombres: Jonathan Franzen y Colm Tóibín. De Franzen les hablaré pronto, porque hoy quiero hablarles de mi nuevo amor: Colm, cásate conmigo.

Hay libros que son engañosamente fáciles. Parecen muy simples, que solo siguen un curso rectilíneo, nada especial. Pero una los lee y los lee con hambre hasta que 500 páginas pasan en tres días y se sale de ellos satisfecha y con ganas de leer más. Así son los libros de Colm Tóibín.

Escribir de esa manera fácil y fluida es tremendamente difícil, es muy probablemente la parte del oficio más difícil de dominar. Que no se noten los hilos, que el autor nos vaya llevando de la mano justo a donde nos quiere tener siempre preguntándonos qué sigue. Los escritores que son maestros de la narrativa saben que el lector siempre se les quiere subir a las barbas, que nosotros vamos a tratar de adivinarle el truco a cada página. Solo los grandes saben aprovecharse de esta actitud suspicaz para lograr sorprendernos al final del cuento o la novela.

De Colm Tóibín me leí dos libros en menos de una semana: necesito más. Quiero leer todo lo que ha escrito y ver si de su magia se me pega un poquito de polvo de hadas.

Dos libros: The Magician y Brooklyn, ambos maravillosos. Del que les quiero hablar hoy es de The Magician, una novela sobre Thomas Mann, el gran autor alemán del siglo XX. Ahora soy toda una conocedora de la vida y obra de Mann gracias a Colm. Chisme, chisme, chisme.

Thomas Mann

No era del todo ignorante de la obra de Mann antes de entrar en The Magician, había leído en 2020 Los Budenbrook y después Muerte en Venecia. Mi papá y yo los comentamos: a él le gustó el segundo, a mí el primero. Después leí en algún suplemento una reseña sobre los diarios de Mann donde contaban cómo se le iban los ojos detrás de los jovencitos. Tóibín no es tímido con el tema: abiertamente nos revela que don Thomas era un homosexual atormentado que, no obstante, se casó y tuvo seis hijos.

La novela sigue a Mann, el mago al que se refiere el título, desde su adolescencia temprana pasando por las dos guerra mundiales, la República de Weymar (es un capítulo delicioso el de Weymar, una época de pobreza, arte desenfrenado y libertad sexual que se desmadra con rapidez) y se detiene con cuidado en el advenimiento del totalitarismo y el apocalipsis cultural encabezado por Adolf Hitler.

Mann perdió su patria cuando Hitler llegó al poder, pero nunca su impulso creativo ni su papel al frente de la resistencia intelectual frente al Reich. Eso no significa que Mann fuera un modelo perfecto contra el fascismo, muchas veces se tardó en reaccionar, muchas veces fue tibio en su condena.

No revelaré mucho de la trama, ni hace falta. Solo les diré que es fascinante lo minucioso del retrato no solo de Mann sino también de su familia en la que todos son unos genios o al menos personajes muy simpáticos. Katia Mann, la impresionante esposa de Thomas, tiene su propio espacio en la novela. Nada se le escapa a Katia, es una mujer brillante, una contraparte virtuosa para el tortuoso escritor.

Los libros que nos llevan a otros libros son los de la mejor categoría. Después de leer The Magician se quiere repasar toda la obra de Mann. A mí en particular me interesa entregarme a sus diarios y leer al fin La montaña mágica. Pero sobre todo quiero leer todo los libros de Toibin. Si Colm Tóibín y Thomas Mann entraran a un bar, el suceso sería una buena descripción de mis vacaciones. De manera tan firme la novela capturó mi imaginación. Les deseo este año libros que les roben el sueño y que quieran leer durante toda la noche. Feliz 2022.

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  1. Colm Tóibín, cásate conmigo – Maremoto Maristain

    […] Fuente: La libreta de Irma / Original aquí. […]

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