Por Mónica Maristain
(Fotos: Facebook de Juan Carlos Valdés)
Es cierto. A Juan Carlos todos lo queríamos. Yo no hablaba con él mucho de cultura, lo nuestro era el futbol y sobre todo el futbol de España. Me contaba de sus hijos y yo le decía, ay, que les guste el balompié, cero para la cultura. Y nos reíamos mucho.
Siempre admiro mucho a los reporteros de cultura, a esos que saben absolutamente todo sobre una materia que puede ser que no sea muy tomada en cuenta por los poderes, pero ay, cuando la necesitan, ahí están la gobernadora o el procurador: ¡Siempre listos!
Van y vienen y tienen la cuota justa para medir adónde se dirige tal o cual política. De todos ellos, por supuesto que Juan Carlos Valdés era uno de los más destacados. No sólo por su labia, por su prestancia frente al micrófono, sino también por la condición de ser en un mundo lleno de envidias tontas (es tan chiquito este ambiente que ponerse verde por alguien que sólo conoces tú y tu tía), donde su educación, su solidaridad, eran las principales herramientas de cómo ser querido por todos.

Es cierto. A Juan Carlos todos lo queríamos. Yo no hablaba con él mucho de cultura, lo nuestro era el futbol y sobre todo el futbol de España. Me contaba de sus hijos y yo le decía, ay, que les guste el balompié, cero para la cultura. Y nos reíamos mucho.
Siempre ligado a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, este año, el IMER (por esas cosas políticas) no mandó a nadie. No estaban ni Juan Carlos ni Carolina López Hidalgo, que siempre llegaban cuando iniciaba la feria y se iban al cierre, con su quiosquito en uno de los pasillos de la Expo, para marcar presencia reporteril.
No era muy expresivo en lo que le pasaba. Siempre lo veía muy nervioso en los días de la Feria, pero salía a fumar, te miraba con sus ojos chiquitos por el humo y te daba aliento. Decía: Todo va a salir bien.

Claro, para él era hacer La Feria Carrusel Cultural (una joya periodística), junto a Carolina López Hidalgo y Amelia Rojas. También hacía El placer del ocio.
Durante todos estos años, las ferias del libro fueron teniendo albergue para las ideas de los reporteros de cultura, que hacen a esta materia tan interesante, tan vívida. Lo veíamos hablar con esa parsimonia tan característica en él y con una sabiduría por el oficio muy admirable. Que esa sea al menos algo de lo que se merece esta profesión tan olvidada.
Irma Gallo y yo una vez lo entrevistamos para uno de los cursos que hacemos. Él nos comentó que decidió dedicarse a la cultura, cuando estaba haciendo el servicio social para la radio. Y cada día refrendaba su amor por el periodismo cultural.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, Juan Carlos Valdés trabajó como coordinador de la Sección Cultural del Sistema Nacional de Noticiarios del Instituto Mexicano de la Radio (IMER). Murió de un infarto, a los 53 años.
Él hablaba de que en la pandemia todos engordamos, yo le decía que a mí se me había caído el pelo. Siempre el humor en sus posteos de Facebook. Así quiero recordarlo.
Publicado originalmente en Maremoto Maristain

Mónica Maristain. Nació en Argentina. Desde el 2000 reside en México. Estudió en la Universidad de Filosofía y Letras. En Argentina dirigió las revistas Cuerpo & Mente en Deportes y La Contumancia. Aquí dirigió la revista Playboy, para todo Latinoamérica. Fue editora de El Universal y editora de Puntos y Comas. Ha publicado muchos libros, entre ellos los de poesía: Drinking Thelonious y Antes. Los dedicados a Roberto Bolaño, entre ellos El hijo de Mister Playa. Prepara su libro sobre Daniel Sada: el hombre que sabía bailar.
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