Por Fabiola Morales Gasca
Difícil
es tomar la palabra
por asalto
y esculpir
el recuerdo
letra a letra
«Fundación». Yamilé Paz Paredes
Dicen mitos y leyendas del oriente que hay un hilo rojo que te conecta con las personas que han de transformar tu vida. No sé si sea cierta esta historia, pero sí estoy segura que el destino siempre presenta a las personas indicadas que han de ayudarnos para cambiar y ser mejores. Conocí en la biblioteca solitaria y polvosa del bachiller a Margarita Paz Paredes a través de su libro Litoral del tiempo publicado por la SEP; durante meses contemplé la portada que contenía un caracol sobre pasto, leí sus versos con la emoción juvenil que aderezan los poemas. Han pasado más de dos décadas y la poesía para mí sigue siendo misteriosa y el género excelso del lenguaje. Al leer de nuevo las estrofas me invade el mismo deseo y emoción pero ahora de una forma serena, madura, apreciando en cada una de las palabras la fuerza que la poeta otorgó. Margarita Paz paredes me llevó con su talento, al igual que a muchos lectores, por el mundo de las letras y los libros.
Años más tarde, en el Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla (IMACP), octubre del 2011 –teniendo en aquel tiempo como coordinadora de la Escuela de Escritores a la escritora Beatriz Meyer– quiso el destino que mi primera asistencia a una lectura de poesía Yamilé Paz Paredes, hija de Margarita Paz, estuviera presente al lado de la poeta colombiana María Tabares. Fueron dos horas agradables de poesía, la emoción me asediaba. Esa tarde fue gris y llovió a raudales. Las calles céntricas se inundaron y el tráfico de los bulevares poblanos se hizo insoportable; pero ya nada importó. Si hubiese caído un diluvio no me hubiese dado cuenta porque iba leyendo un libro repleto de extraordinarios versos. La ciudad en ese momento ya estaba inundada de bellas palabras de Como negras erratas del deseo. El mundo estaba poblado de las dos Paz Paredes: Yamilé y Margarita eran la libertad y la poesía. Madre e hija otorgaron sus palabras a mi librero y espíritu.
En Como negras erratas del deseo comprendí que la brevedad no está en disonancia con la belleza. Yamilé Paz Paredes heredó sin duda alguna el talento y la precisión de las palabras. Su poesía está cargada de sensualidad, precisión, crítica e historia como se puede apreciar en “Retorno de la herida a su filo”:
RETORNO DE LA HERIDA A SU FILO
I
Cuando la herida memoriosa se hunde en el abismo, se enreda en espiral, se retuerce como ciego tentáculo, oscuro tacto en infinito acecho, se tropieza y anuda en su ovillo sin tiempo. Sierpes enceguecidas reptan hacia la cicatriz donde principia el cosmos, el fuego mineral, el fuego todo tierra y universo, las rocas embistiendo a nuevas rocas, la materia voraz, la materia insaciable soñando un movimiento eterno y circular que delinea al primer animal , un animal herido elemental, aullante, desgarrando con sus fauces ardientes su irremediable soledad.
Cuando la herida embiste como tajo sangrante su origen de piedra incandescente, no hay combate ni campo de batalla, nada existe; la única certeza es el fulgor, la estela deslumbrante de la lanza cayendo entre las hendiduras de la piel escarpada, acero enceguecido sumergiéndose en los desfiladeros de la carne.
O en
LOS INFORTUNIOS DE LA SINRAZON
“Todo es tan inexplicable, que me
duele, la inutilidad de las ideas “
CIORÁN
Cuando el infortunio se encharca en la cuneta del espíritu, se corrompe y apesta y a la vida la oxida el desaliento, le herrumbra el corazón. ¿ por qué es entonces cuando asociamos la idea del alma con la idea de Dios ?
¿Dolerán las ideas ?
¿Existirá el alma? Será sombra afligida oculta en algún intersticio fatal del esqueleto, o una emoción vergonzante que se esconde ante la perversa mirada de la razón?
¿Existirá Dios? Será pesadilla o sueño trastabillando por una calzada de sombras y fracasos, el espejo del hombre hecho o deshecho a imagen y semejanza de la nada, un muro inaceptable en el territorio minado de lo abstracto?
[…]
Me duele el alma con todas sus verrugas. Me duele Dios, cíclope ebrio, me duele con su ojo implacable, con su angina de pecho y su falta de fe.
El frío de la madrugada va acercándose a trancos.
No es de extrañar la actitud crítica que ejerció a lo largo de su vida, ya que le fue otorgada por sus padres Rafael Paz Paredes y Margarita Paz desde la tierna infancia. Su activismo y trabajo lo demuestran.
Por desgracia Yamilé ha partido de este mundo, dejando en orfandad a su familia, amigos, alumnos y lectores que la seguíamos. Estoy segura que muchos agradecemos el hilo del destino que nos unió a ella. No hay palabras que permitan medir la ausencia de las personas, sólo quedan los recuerdos como aquellas tardes en Ciudad de México visitándola, teniendo el honor de compartir sus archivos y recuerdos. Sólo quedan sus palabras, su sonrisa el ver abrazar a su Teo, queda su ejemplo y activismo. Su luz y poesía permanecerán entre nosotros. Marzo no será igual, pero habrá forma de hallar una tarde calurosa para lanzar su hechizo:
CONJURO PARA ENAMORAR
Si vas conmigo al pozo
será para bebernos toda el agua
Si vas conmigo al campo
será para tomar de golpe al cielo
Si vas conmigo al fuego
será para encender piras de sueños
Si vas conmigo al mar
será para soltarle las amarras
Si estás conmigo un día
será para aprehender el universo
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