Por Gabriela Pérez
Érase una vez, un grupo formado por trece personas de distintas edades y dedicadas a diferentes disciplinas como arquitectura, biología, antropología, matemáticas, gastronomía, estudios interculturales y distintas artes. El grupo quizo generar un lugar para vivir en comunidad de la forma mas sustentablemente posible y un espacio de intercambio y compartición de saberes. Para estar en concordancia con el entorno del lugar en el que decidieron construir, partieron por conocer la tierra, trabajarla y nutrirla para generar su propio alimento, cambiaron hábitos de consumo e higiene para generar el menor impacto posible en su nuevo hogar.
En diciembre de 2015 se autodenominaron “grupo semilla”, y dejaron su vida en la Ciudad de México para mudarse al pueblo de Sotuta, Yucatán. Algunos lograron llevarse su vida a la selva en un día, a otros les ha llevado más tiempo y aún malabarean actividades entre la Ciudad, las producciones artísticas a nivel nacional e internacional y la construcción de su nueva casa.

Los espacios independientes para el arte y la cultura son espacios de vida, espacios para estar, para vivir y convivir, para generar comunidad, en suma, son espacios de resistencia primordiales en la actualidad. Con la creación del Centro de Agroecología, Artes y Oficios Zutut Ha(CAAOZ) germinó un centro comunitario cuya misión es establecer una comunidad intencional y sustentable desde una perspectiva ecológica y equitativa. Trabajan en comunidad con valores enraizados en el respeto por todas las formas de vida, donde se procure que todos tengan oportunidad de realizar lo que les apasiona, procurando la interconexión con el entorno y respeto a las diferentes culturas y tradiciones.
Con el cierre del año 2017 podían contar varios logros:
Cosecharon sus primeras hortalizas libres de agroquímicos. Recibieron la primera cosecha de miel de floración del Mayab Zutut kaab. Compartieron y disfrutaron con niños del pueblo, las jornadas de arte y educación ambiental “LU’UM PUKS’IK’AL” con más de 8 talleres interdisciplinarios. En colaboración con la Universidad Autónoma de México (UNAM), la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY) y el Centro de Estudios Peninsulares de Humanidades e Investigaciones Sociales (CEPHCIS) recinbieron a dos grupos universitarios para realizar prácticas de campo con relación a la responsabilidad del hábitat y el patrimonio biocultural. Con el apoyo de la Red CONACYT de Patrimonio Biocultural de México, realizamos el Taller de Foto Mapeo Sonoro en colaboración con los alumnos del Colegio de Bachilleres de Yucatán (COBAY). En colaboración con Educación Ambiental A.C. gestionaron una estación para el Manejo de residuos en una de las escuelas primarias del pueblo, junto con un programa de actividades de educación ambiental. Se integraron al Consejo de Asentamientos Sustentables de las Américas CASA y a Global Ecovillage Network. En reconocimiento al trabajo realizado con niños y jóvenes a través de los talleres participativos, han sido invitados a formar parte de la Red CONACYT de Patrimonio Biocultural de México y a la Red en Defensa del Patrimonio Biocultural de Latinoamérica.

En consecuencia a estos esfuerzos, Mixbaal Fondo para el Fomento de la Educación A.C., ha recibido la autorización de emitirles recibos deducibles de impuestos, lo cual les permite hacer una recaudación de fondos que significa sostener y continuar con las actividades de la Comunidad Zutut’ha.
Para el año 2018 planean la creación de una Red intercultural de jóvenes co-creando alternativas para la vida rural sostenible en la Península de Yucatán. El objetivo es crear un sistema de becas para la formación de 108 gestores ambientales jóvenes, a través del Programa de Talleres de capacitación en alternativas para el manejo sustentable de recursos, con el fin de compartir técnicas y principios de agroecología, bioconstrucción y ecotecnias, manejo residuos y trabajo colaborativo.
El funcionamiento de la organización requiere congruencia, enfrentan permanentemente el reto de aprender a vivir con lo indispensable dejando atrás la zona de confort del consumismo habitual, adaptándose a los recursos disponibles y ritmos de la naturaleza. Trabajan junto con la población local, y aprenden las prácticas y conocimiento ancestral de su cultura. Simultáneamente generan una economía local de sustento que armoniza los aspectos ecológico, social y productivo.
El reto ahora es modelar una propuesta educativa práctica, fresca y accesible basada en el desarrollo local que facilite la regeneración del tejido social y el ambiente. Buscan transmitir la importancia y posibilidad de desarrollar alternativas con los recursos disponibles, enfatizando lo beneficioso que resulta, no sólo como una opción real de trabajo, sino como desarrollo económico y mejora ambiental de las comunidades.

Ya han creado lazos de amistad y colaboración con muchas familias y autoridades del pueblo de Sotuta, de tal forma que tienen las puertas abiertas para utilizar la casa de cultura Nachi Cocom, o el castillo como algunos lo llaman —una hermosa fortaleza colonial— y, utilizando materiales locales, han construido la infraestructura básica para habitar un pedazo de selva y seguir trabajando y creando desde ahí. Teniendo esto como base, han organizado por dos años las Jornadas de Talleres Culturales Luum Puksi´ik´al (Corazón de la Tierra), con al asistencia de alrededor de más de una centena de niños, más algunos de sus familiares, y una planta de talleristas y colaboradores para llevar a cabo talleres simultáneos en las mañanas: entrenamiento para el niño/a titiritero/a, cuento para cuidar la vida (teatro), cazadores de mitos, enraizando mi cuerpo (danza), el arte de jugar con el arte (artes plásticas), gimnastas surrealistas gráficos cerebrales (artes pláticas), corazón del monte (juegos en maya) y juegos matemáticos además de una varieté en las tardes que iba desde tejido para las señoras del pueblo hasta acroyoga para los niños pasando por slackline, acrobacia, danza aérea y pintura.
¿Será posible lograr pronto esta propuesta educativa, este nuevo estilo de vida? No tienen prisa, pero trabajarán ardua y permanentemente, pues saben que sólo así construirán algo fuerte y duradero. Daniela Mussali, una de las gestoras del proyecto, dice que a veces les gusta llamarlo tiempo planta: lento pero tenaz y constante…
La posibilidad de recibir donaciones deducibles de impuestos representa la posibilidad de sostener y continuar expandiendo este proyecto de vida, que obtiene la mayor recompensa con el beneficio de cada vez más personas de Sotuta, de la región y de la red en expansión. Si está dentro de tus posibilidades y te es posible contribuir a esta causa a través de la deducción de impuestos, no dudes que será honestamente usado y gratamente recíproco.
En su canal de YouTube se pueden ver todos los videos de Zutut’Ha, para conocerlos, les recomendamos este:
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