Por Irma Gallo
En una nota que recién se publicó en un periódico, el nombre de la obra de Lucía Mata aparecía diminuto, en comparación con el de Piedra de sol, título del poema de Octavio Paz al que la escritora y editora, originaria de Mexicali, respondió con sus propios versos en Delta de sol (Dharma Books, 2020).
Quise hablar con Lucía María porque, que una poeta mujer y mexicana se atreva a responderle a uno de los más visibles representantes (y defensores) del canon literario de nuestro país, ya es material para una nota. Y que lo haga con las mismas armas que usó aquel, o sea, el poema escrito en endecasílabos, es todavía más importante.
«Fue un impulso en donde había muchas emociones», dice Lucía con respecto al germen de este poemario, «sobre todo mucha desesperación y frustración en un momento de mi vida. Y veo algo sobre Octavio Paz de quien no había leído toda su obra pero sí había leído varias veces Laberinto de la soledad, Piedra de sol, y como reto casi personal al principio, o como forma de explorar o de expresar esta desesperación o esta angustia, tome el poema y dije: ‘No, yo creo que no es así’, y así fue».
—¿Hay algo que le quieres decir a Octavio Paz en este contrapoema, con respecto a su visión de lo femenino?
«Totalmente. Tuvo varias versiones el poema. Lo trabajé durante varios años más o menos, y fueron cambiando forma y fondo…
En el fondo era lo mismo: la idea de que todas las mujeres y todas las personas debemos de darnos el derecho de crear nuestra vida, nuestros días, y crear una expresión..
…Entonces, como comienzo es tratar de protestar en contra de las condiciones a las que solemos estar sometidas culturalmente, socialmente, psicológicamente. Y cómo poder trascender eso para alcanzar una expresión o el derecho a una expresión», dice.

Todo lo personal es político
«Todas las personas somos sujetas políticas», responde Lucía María a la pregunta de si, además de una respuesta poética Delta de sol es una respuesta política al poema de Paz, «y sí, aunque en mi caso recorrió diferentes capas, desde lo personal, hasta lo que veo alrededor, con mis amigas, con mi familia, mi mamá, mis tías, y luego intento que trascienda hacia una voz más social».
La poeta y editora confiesa que conoce algo de la historia de Elena Garro con Paz,
«Siento que la figura de Octavio Paz, y de muchos hombres, socialmente es una figura muy concreta, muy estable, muy fijada, muy arraigada. Y como mujer, siento que somos mucho más vulnerables socialmente».
A veces, piensa Lucía, estas actitudes son inconscientes, pero cuenta cómo en una entrevista reciente sobre Delta de sol, le dijeron que se trataba de una «extensión del poema de Octavio Paz».
«Ni siquiera le dije que no», comenta, «porque no quiero que se sienta atacado porque él me está dando su tiempo. Pero creo que sigue habiendo una máquina inconsciente que decide sacar de la ecuación expresiones que pueden cuestionar el poder de quienes ya tienen el poder».
La entrevista seguramente se publicó con esa premisa del reportero.
Un poema en endecasílabos
«Hubo un primer momento en que estaba tan obsesionada con escribir en endecasílabos que se perdía un poco lo que quería decir», explica Lucía María, y acepta que no fue fácil la escritura del poema respetando la convención del propio Paz.
«Y luego fue al revés: estaba muy presente lo que yo quería decir pero se perdía la sonoridad, la melodía. Entonces, fue trabajar y trabajar, y fueron muchas horas durante un largo periodo en donde todavía no tenía un trabajo como editora, o sea, un trabajo fijo, con horarios, sino estaba como free lance, entonces yo decía ‘hasta donde me dé la energía’. Pero era mucha talacha. Me sentía como un sastre, en donde dije ‘este es un vestido, lo voy a desarmar y lo voy a volver a armar. Voy a usar la misma tela pero me tengo que ir costura por costura’. Y obviamente había días que no lograba avanzar mucho», explica.
Lucía María define este proceso como «muy cuántico», pero en el que, al final, lo que importaba era que las palabras «estuvieran sucediendo».
Cuenta también, que durante la escritura de Delta de sol sentía el cuerpo pesado; pensaba «¿en dónde me estoy metiendo?».
Sin embargo, por fortuna de sus lectores, Lucía continuó escribiendo el poema, que hoy se puede leer en una edición de Dharma Books, que también contiene un epílogo («Delta de sol: el contrapoema al poema Piedra de sol de Octavio Paz, el pretexto y el contexto»), en el que cuenta brevemente su proceso.
Si quieres saber más de lo que nos dijo Lucía María en esta entrevista, puedes verla completa en el siguiente link:
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