Una «típica» infancia mexicana


Por Irma Gallo

Se han escrito muchas novelas desde la perspectiva de la infancia. Sin ir más lejos, aquí reseñamos no hace mucho Corazón que ríe, corazón que llora, de Maryse Condé (Impedimenta, 2019). Pero Una casa con jardín, de Itzel Guevara Del Angel (Kaja Negra, #EnjambreLiterario, Casa Octavia, 2019) es, además, un libro escrito desde la voz de una niña que vive su infancia en la década de los ochenta en México.

La autora (Xalapa, 1976), nunca nos dice cómo se llaman los personajes. Por eso, la pequeña narradora no tiene nombre, al igual que su hermano, sus padres y la amante de su padre. Aunque sí lo tiene Chivis, amiga de la mamá, y Amanda, la terapeuta infantil con quien la llevan para averiguar porqué la niña no tiene las mejores calificaciones ni «destaca» en nada, como su hermano, campeón en la natación.

Pero en este universo literario que ha creado Guevara Del Angel, los nombres son lo de menos. El mundo de la narradora se resquebraja cuando su mamá descubre que su papá tiene una amante. Ni la bonanza económica de la que ahora disfruta la familia, consecuencia de que el padre ha sido elegido líder sindical de los maestros, puede contrarrestar el dolor de la pequeña, que ve a su mamá cometer actos desesperados, como ir a espiar a la amante afuera de su casa, o tirar toda la ropa de su padre al ritmo de las canciones de Pimpinela, Mocedades y Lupita D’ Alessio.

La candidez (que no estupidez, de ninguna manera) con la que la protagonista observa el mundo, le brinda igual una dosis de humor a la novela. Por ejemplo cuando mira, entre los grafittis de un baño público, el dibujo de una «enorme nariz con ojos que dice Chúpame la verga», y piensa que le daría mucho asco chupar esa nariz con pelos.

El clasismo y el racismo, tan nuestros, tan de mexicanos clasemedieros y de clase alta, también están hábilmente trazados en Una casa con jardín, y la autora lo hace tan bien que jamás se percibe un tufo aleccionador o moralino: la familia de la protagonista, nuevos ricos por obra y gracia del sindicato de maestros, por fin tiene el estatus para asociarse a un club deportivo. Pero en el campamento del Britania, cuyo folleto promocional promete tanta diversión, se dan cuenta de que los demás niños se conocen desde hace años y por lo tanto excluyen a estos recién llegados, y que sólo los que cuentan con algo muy vago y absurdamente llamado «presencia escénica», obtendrán los papeles principales en la representación de Vaselina.

Una casa con jardín es una novela entrañable, que nos lleva de la mano en un paseo nostálgico a esa época en la que los cinturones de seguridad de los carros eran solamente adornos, cuando los cassettes de Timbiriche acompañaban nuestros días y creíamos, ingenuamente, que una casa con jardín era todo lo que necesitábamos para ser felices.

Un plus:

En esta página puedes descubrir más detalles sobre Itzel Guevara Del Angel, además de descargar el libro totalmente gratis:

http://kajanegra.com/una-casa-con-jardin/

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